domingo, 1 de junio de 2025

Cosas impensables e imposibles en México a finales del siglo pasado: que una mujer fuera presidenta, que una mujer fuera jefa de gobierno del DF (hoy CDMX), que una mujer fuera presidenta del Consejo del Instituto Electoral, que a los tres años se vote por la revocación de mandato del presidente, que estemos hoy votando por los miembros del poder judicial! Hay que ser muy mezquino y acomplejado para no reconocer los avances de la democracia mexicana. Los actores de la llamada transición democrática tutelada por Salinas y Zedillo, en tanto que los tecnócratas han perdido el control de los procesos y sobre todo los presupuestos, califican histericamente los avances como retrocesos en lugar de interpretarlos como una continuidad y profundización de los cambios iniciados con Reyes Heroles en 1977, como una verdadera ampliación y profundización progresiva. Y la histeria es la de los españoles que vivían en los palacios de la ciudad con miedo de ser invadidos y ajusticiados por sus abusos como ocurrió en 1810 en Guanajuato, como cuando los porfirianos vieron que los huarachudos entraron al coto de la élite que era la alameda central, cuando ni siquiera los carrancistas soportaron que los ejércitos campesinos tomaran la Ciudad y Villa y Zapata se retrataran en la Silla Presidencial, cuando los jóvenes se apoderaron del Zócalo y tocaron las campanas de la catedral en el 68. Como en la novela de Dino Buzzati viven esperando ser invadidos por los bárbaros y no miran los espejos que les dicen que ellos son los bárbaros que invadieron y crearon sus castillos e instituciones para acumular los frutos de sus despojos. No quieren aceptar que atrincherados desde el ITAM, la UNAM, la bolsa de valores, el consejo coordinador empresarial, el PRIAN, los carteles y su asociación con las élites estatales, la embajada de EU, tele azteca, televisa, radio fórmula, radiopolis, editorial Clio, Nexos, Letras Libres, la curia católica y las múltiples iglesias protestantes continúan manteniendo y defendiendo el status colonial y mandato colonial: nosotros sí, ustedes, las masas, las mayorías, no. La votación de hoy sin importar sus resultados e incidencias, es un triunfo no solo de la democracia sino, como se luchó desde la Francia de 1789, de la razón. El solo hecho de poner a discusión pública masiva todo lo que se está discutiendo, a pesar del cerco informativo de los medios comerciales, es un enorme avance. Y desde el siglo pasado la gente aprendió que la realidad es lo contrario de lo que los medios dicen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario