El Factor Humano y la Violencia Estructural: el Plan Hídrico
de Tabasco.
Rodolfo Uribe Iniesta.
El 20 de noviembre de 2011 no se podía circular por la de
por sí siempre destruidas calles de Oxiacaque, Nacajuca, Tabasco. Este pueblo
de nombre original Yokot’an de Ash que sólo usan en privado los hablantes de la
lengua, demostrando la condición de dominación por el tener que usar siempre el
nombre náhuatl que impusieron los traductores guías de los conquistadores
españoles, está situado justo a las puertas de uno de los campos petroleros más
productivos de los últimos 20 años: el campo Zen. Y sin embargo nunca ha tenido
buenas calles. Apenas en el primer lustro de los 90 tras importantes cierres a
los accesos a los pozos petroleros al personal de PEMEX en 1989, 1993 y 1995,
consiguieron que les hicieran partes de banquetas, construyeran una planta de
agua potable y escuelas hasta nivel bachillerato. Esto último parece cosa
secundaria, pero antes los jóvenes tenían que viajar con muy pocos recursos y
muchas veces largas caminatas por las carreteras generalmente vacías hasta la
desviación de Guatacalca o de la Carretera Villahermosa-Nacajuca y luego hasta
el Colegio de Bachilleres del poblado de Tapotzingo, en la obscuridad del
amanecer y entre la niebla que se levanta del pantano cuando el turno era
matutino comenzando a las 6am, o regresando igual a obscuras en la noche y
nuevamente a través de la niebla que se levanta en las noches de la carretera
como fantasmas verticales cuando baja la temperatura cuando el turno era
vespertino. Esas condiciones se tradujeron innumerables y la mayor parte de
veces sin registro en robos y golpizas a los hombres y violaciones a las
muchachas. Era parte de la condición de vida de la que ante la ya agonizante
actividad agropecuaria aparecía como la única condición de futuro desde los 80
para los jóvenes. Si a eso le agregamos que a fines de la década de los 80 se
había hecho normal que para acceder a una plaza de maestra las mujeres tuvieran
que acostarse con el delegado sindical que despachaba en el Centro Integrador
del INI tenemos una idea de la violencia cotidiana con que ha sido confrontado
el pueblo Yokot’an.
Sobre Ash, a
pesar de estar rodeado de obras control hidráulico desde los años 70 como el
Dren 05 y el bordo del Canal Samaria que es la carretera de acceso y luego se
oficializó como camino petrolero para el campo Zen, pasan anualmente las
crecientes naturales de Otoño, por eso no se pavimentaban las calles, por eso
su aspecto constante de lodazera, hasta que en el centro se metieron planchas
de concreto hidráulico. Pero lo que este 20 de noviembre impedía el tránsito
vehicular en todas las calles del pueblo era montones de arena y grava. En
agosto el pueblo había cerrado nuevamente el acceso al campo Zen exigiendo indemnización
por las inundaciones de los últimos 5 años que han sido diferentes a todas: en
2007 entró el agua a fines de octubre y
salió en 15 días, pero en 2008, 2009 y particularmente en 2010 el agua subió
sobre los campos de trabajo desde mayo o junio, y en 2010 el pueblo permaneció
anegado con 40 cms. de agua por 2 meses. Y en 2011 los campos de trabajo y
pastoreo quedaron imposibles desde marzo y el agua volvió a entrar al pueblo en
octubre. Apenas han recibido la indemnización del Fonden del primer año y con
eso están comprando arena, grava, varilla y ladrillos. Casi todas las casas
están en reparación, construcción o ampliación. Todo mundo, claro, quiere
construir un segundo piso. Es lugar común aceptado ya en el campo tabasqueño
que se tendrá que dejar una primera planta para las inundaciones
extraordinarias, que del ciclo de 10 años que tenían antes y que había sido
controlado por las presas hasta 1995, ahora es anual y depende más del manejo
de las presas que de la naturaleza. Ya en 1993, tras una marcha cargando las
matas de maíz que no habían podido cosecharse, se había ganado que la Comisión
Federal de Electricidad pagara indemnización por las cosechas perdidas por
haber inundado las tierras de cultivo y el pueblo fuera de las fechas naturales
por el manejo de las presas del alto Grijalva.
Lo que
sorprende de que todas las casas de Ash estén en obra es que un mes antes el
gobernador había avisado de una manera muy ambigua que los pobladores de varias
comunidades incluida Oxiacaque tendrían que mudarse y que se les iba a
indemnizar y mantener el usufructo de las tierras. Apenas el 18 de noviembre el
presidente municipal de Nacajuca anunciaba que ya estaba lista la indemnización
para el desalojo de Oxiacaque. Y el 14 en una reunión con campesinos de los
municipios de Centla y Centro el vocero oficial de la Conagua decía no estar
seguro de quienes se iban a tener que mover. Todo esto mientras en las
alrededor de 3 mil páginas del Plan Hídrico Integral de Tabasco publicado en la
página WEB de Conagua sólo porque un abogado de la Universidad Juárez Autónoma
de Tabasco –Javier Herrera- metió una demanda al IFAI, en los documentos
titulados “Organización Territorial de Tabasco” y “Gestión de Crecientes”,
entre otros, y los relativos al estudio del Canal Samaria, se limitan a hacer
un conteo demográfico y levantamiento de datos censales de las poblaciones
afectadas por las obras de comunicación de la laguna Los Zapotes entre
Villahermosa y el aeropuerto, y de las 28 poblaciones de los municipios de
Cunduacán, Jalpa y Nacajuca que se señalan ahí explícitamente serán desplazadas
para dejar tierra rasa en los 4 kilómetros entre los dos bordos que tienen que
ser realzados y que llevarán el agua desde la represa de El Macayo hasta el Río
González y los pantanos adyacentes a Oxiacaque donde serán liberadas en el caso
de las crecientes extraordinarias con un gasto calculado de 4 mil hasta casi 6
mil metros cúbicos por segundo, equivalentes en el peor de los casos al del Río
Usumacinta. La lista de poblaciones y el recuento demográfico y censal incluye
explícitamente a todo Oxiacaque. Y los trabajos publicados no son planes de
Ordenamiento territorial sino meros diagnósticos de desalojo.
Cuestionados
los pobladores sobre la incongruencia de estar construyendo cuando se sabe que
el pueblo será desalojado responden estar informados y varias veces se escucha
en voz baja entre dientes la expresión: “eso es lo que dice el gobierno, lo que
el pueblo hace es otra cosa”. Se habla de medidas legales para impedir el
desalojo, e incluso en la casa ejidal, al finalizar una reunión se escucha a
personas relacionadas cada una con uno de los dos partidos más importantes del estado
decir que “nada de medidas legales, nos vamos a quedar a resistir entre[1]
nuestras casas”. Sobre el arreglo que propone el gobernador de indemnizarlos
pero conservando el usufructo de las tierras en los meses que no haya
inundación la respuesta generalizada es de absoluta indiferencia: “no nos han
cumplido nada, no tenemos porque creerles nada”. Y la explicación también se
escucha ya como idea generalizada casa por casa: “desde que llegó PEMEX nos
quieren sacar por el petróleo. Por eso quieren nuestras tierras”. Alguien más
advierte “aquí no será otra Casablanca” en referencia a los primeros desalojos
realizados en Villahermosa hace tres años.
El 14 de
noviembre el vocero de Conagua quien da por radio y periódicos el pronóstico de
clima en Villahermosa acompañado de un ingeniero encargado de las obras de
Conagua pero empleado de la empresa consultora Supervisión y Proyectos, y del
ingeniero residente del Instituto de Ingeniería de la UNAM, se presentan ante
los representantes del Consejo de Pueblos Unidos de Centla. Están ahí, sobre
todo, campesinos, hombres y mujeres de los poblados conocidos como los
Aztlanes, la Mixteca, los Idolos, Tabasquillo, Caparroso, Simón Sarlat que
están inundados desde marzo y siguen hasta hoy en esa condición; y también
representante de los poblados de las lagunas de la salida del río González.
Anteriormente, los coordinadores del Consejo habían tenido una reunión con
representantes de la Secretarías de Gobernación, Desarrollo Urbano y Ecología
federales y de la Conagua para plantearles diversas dudas que no les pudieron
ser respondidas en esa reunión. Por eso para esta última se citó también al
Instituto de Ingeniería de la UNAM para explicar en que consistía el Plan
Hídrico elaborado por esta institución. La cuestión general era muy clara y
simple: querían saber a que atenerse, que futuro iba a tener cada pueblo tras 5
años de inundaciones extraordinarias anuales que venían a modificar toda una
historia de inundaciones anuales, de “creciente” de aguas bajas durante dos
semanas entre fines de septiembre y noviembre según las mareas anuales normales
del ciclo del delta y planicie tabasqueñas. El estado de ánimo es de
desesperación y el Consejo ha buscado tratar de construir una situación de
trabajo y alternativa entrevistándose con todo tipo de autoridades logrando el
19 de noviembre la visita de la delegada federal de Sedue a la aislada comunidad
capital de los Pantanos de Centla, Quintín Aráuz, por ejemplo.
La reunión se
realiza en el Centro de Maestros del pueblo, que es una escuela de construcción
levantada un metro sobre el suelo, que está alrededor de la edificación
cubierto por más alrededor de 20 centímetros de agua. La inicia el ingeniero
que representa a Conagua pero que trabaja, como lo dice su vehículo y su camisa
blanca para la empresa Supervisión y Proyectos. Presenta las fotos de un viaje
de inspección acordado en una reunión anterior a las comunidades de los
campesinos presentes. Y entonces comienza el surrealismo y la incomunicación de
los mundos urbanos y rural en Tabasco, Villahermosa ya es otro mundo según se
colige de la manera en que expone el ingeniero quien olvida que le habla a la
gente de las casas anegadas que aparecen en las fotos. Los presentes no podemos
creer que comience a bromear sobre la situación de los pueblos inundados.
Comentarios chuscos sobre los cayucos y lanchas amarradas a los portales y
techos de casas: cuando hay varios de ellos frente a una casa dice: “no crean
que es la marina de Miami o algo así, es que había reunión en esa casa”. Por
supuesto salvo los que somos de fuera entendemos el chiste pero nos parece
horrorosamente cruel para reír. El ingeniero hace un extrañamiento de la
condición de las comunidades como si sólo Villahermosa fuera Tabasco. Persiste
en sus comentarios a las fotos que desfilan por la pantalla señalando las
particularidades de la construcción de las casas o el detalle pintoresco de que
una asamblea tiene que hacerse como una reunión de cayucos y no parece escuchar
cuando del público según cambian las fotos se escucha el comentario: “esa es mi
casa”. Para ese momento para todos los presentes es obvio que el ingeniero no
está hablando a las personas ahí presentes, que no tiene idea y no escucha a
los que están ahí, que no reconoce que son las mismas personas con quien hizo y
visitó durante el recorrido: que no les dice nada nuevo de sus condiciones
porque son ellos mismos. Es impresionantemente absurdo y surrealista el grado
de incomunicación. Un viejo de sombrero blanco sentado a mi lado me dice que no
sabe a que hora cobrarle al ingeniero lo de la lancha. Me explica: para hacer
ese recorrido tuvieron que rentar lancha y pagar la gasolina que en esas zonas
se vende al precio que quiera el que la lleva hasta allá. Todos creyeron que el
ingeniero pagaría al finalizar el recorrido pero dijo que no tenía dinero, que
le recordaran luego y entre los campesinos juntaron los $650 pesos que les
cobraron. Le digo que le cobre ahora, pero me dice que no quiere avergonzarlo.
Se esperará hasta el final de la reunión para cobrarle en privado, y sólo
recibirá $150 pesos porque el ingeniero dice no traer más. Luego se comentará
además que en el recorrido estuvo preguntando si alguien tenía el carísimo e
ilegal aceite de lagarto que en Tabasco se usa para curaciones, un campesino le
enseñó una botella llena, y él la tomó como si fuera un regalo sin pagar un
centavo. Interrogado el campesino dijo que no le cobró para que no lo fuera a
tomar a mal y lo dejar fuera del programa del gobierno. El poder del ingeniero
de la compañía Supervisión y Proyectos viene de que es el que está manejando la
draga que empareja el canal de alivio que inunda a las comunidades. Los
campesinos le piden que se use ese equipo y la tierra sobrante para aumentar
las terrazas y terraplenes de sus casas, y él les responde que sólo puede sacar
la tierra a la orilla de donde la toma y que para otra cosa busquen al
municipio. Ese será el tono de todas las respuestas Conagua y su compañía no
pueden responder por nada, incluso, dicen que la Recomendación 61 de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos que dice que se violaron los derechos de
las comunidades con los canales de alivio, no le incumbe a Conagua. El sentido
de todas las intervenciones de los funcionarios es relevar de toda
responsabilidad a Conagua. La recomendación es muy semejante a la 100/1992 de
la CNDH contra PEMEX y otras autoridades, y se puede temer que se repita la situación
de corrupción, manipulación conflicto y finalmente violencia con que se manejó
en 1993 la Comisión Interinstitucional para responder a dicha comisión (CIAR
100).
Los
campesinos se enardecen. Se escucha la frase entre las mesas: “ya vivimos esto
con PEMEX, todos se echan la bolita y nadie es responsable”. Los campesinos
quieren respuestas concretas, a sus preocupaciones directas y a las que tras
varios reuniones semejantes han entendido que tienen que ver con su situación y
se pide se explique de aguas arriba hacia abajo: ¿Cuál es la capacidad de
embalse real de las presas porque siempre dan la cantidad igual que cuando se
construyeron cuando se han acumulado hay de 30 a 40 años de sedimentación y
desazolvándolas se recuperaría su captación? ¿Por qué no se siguen las
recomendaciones del trabajo Ingeniero José Antonio Maza de 1997 y de los
talleres reseñados en el propio PHIT de generar distintas salidas del agua del
Mezcalapa al mar y así no se tendría que cargar toda la salida sobre la zona
indígena? ¿Las ventanas, escotaduras o cauces de alivio del Grijalva van a
mantener siempre el nivel ese nivel agua sobre los pueblos, y van a meter
siempre al agua hacia las zonas de Buenavista, Tamulté, Espino, Sarlat,
Caparroso, Potrerillo, Buenavista y lagunas? ¿Están conscientes de que el
propio PHIT señala que el manejo de la estructura de control del Macayo es muy
difícil y usarla como único retén que tiene que rebotar el agua al Samaria
transporta el riesgo de las presas a pocos Kilómetros de Villahermosa, riesgo
que se repite en el aún no concluido bordo derecho en la curva del canal
Samaria? ¿Por qué las obras y descripciones del canal Samaria se acaban luego
de Oxiacaque? ¿Qué va a pasar con ese caudal de agua después? ¿Se van a juntar
en esta zona las aguas de los canales de alivio y las del Samaria?¿Qué
autoridad se hace responsable de los desalojos, de la protección de los
pueblos, del uso del producto de los sedimentos? ¿Cuál es el mapa real de hasta
dónde se va a inundar? ¿Van a recuperar sus tierras de trabajo o van a
permanecer inundadas todo el año o cuánto tiempo? ¿Por qué no consultan o
avisan de que más obras se van a hacer?
Inició su
exposición el joven ingeniero de la UNAM, pero comenzó a exponer las
actividades que hicieron dentro del proceso de investigación para formular el
PHIT en lugar de dar las respuestas que pide la concurrencia y a los campesinos
esto les sonó a evasiva y lo interrumpieron exigiéndole respuestas. El joven
ingeniero apabullado no volverá a abrir la boca en toda la reunión. Entonces el
ingeniero de la Compañía le pide a uno de los asesores técnicos invitados por
el Consejo que “le traduzca” a los campesinos. Esto por supuesto se entiende
por la concurrencia como lo que es: un insulto. Pero viene a continuar con la
tradición tecnocrática con la que se han hecho las obras en Tabasco. El
constructor del Plan Chontalpa, Carlos Molina[2],
presumía que cuando le preguntaron del Banco Interamericano del Desarrollo
sobre sus expertos en cuestiones sociales para echar a andar el Plan, les
presentó a los líderes campesinos locales; pero cuando enfrentó resistencia
buscó contratar al antropólogo Angel Palerm para que con un equipo explicara y
convenciera a los campesinos de adaptarse al Plan. Es decir, no se considera
que la población local, particularmente los campesinos, puedan decidir sobre su
futuro o deban ser consultados o considerados, o incluso entendidos, es mera
población para ser usada, removida o dirigida de acuerdo con la imaginación de
los planes tecnocráticos. Este error fue reconocido y se buscó corregir en los
años 80 cuando desde el propio BID y Naciones Unidas se financiaron
investigaciones para entender, como lo decía el proyecto del BID[3],
porque si en Tabasco con la petrolización se estaban cumpliendo los preceptos
del desarrollo económico según la teoría, se había generado tanto descontento
social. Para retomar un ambiente de trabajo se les explicó esto a los
representantes de Conagua y del Instituto de Ingeniería, y se les hizo notar
que el PHIT adolecía del mismo error como si no hubieran consultado nada de
bibliografía de los estudios hechos sobre Tabasco. Esto es evidente en los
documentos por las carencias de criterios antropológicos, sociales,
ambientales, económicos y a veces hasta geográficos. Se les mencionó como
ejemplo que se dice que el único valor cultural a proteger en la zona es el
Museo de la Venta, y se les mencionó que un Pueblo Indígena es un valor
cultural en sí mismo según los actuales criterios legales.
Se les
propone entonces que respondan directamente a las dudas. Sobre lo que pasaría
con los excedentes de las aguas del Samaria después de Oxiacaque el Ingeniero
de Supervisión y Proyectos responde que “aunque no están consideradas dentro
del PHIT ellos programaron la construcción de defensas para las 4 villas más
importantes de la región, pero tuvieron que presentarlas bajo el rubro de
mejoras, y desgraciadamente no se aprobó este presupuesto para el próximo año”.
La respuesta tiene el efecto de jalar un manta chica porque descobija al PHIT:
evidencia su carácter discriminatorio de manera reiterada en tres formas.
Primero por no considerar estas obras dentro del proyecto original, con lo que
niega su carácter de integral y regional, y luego porque no se presentan como
lo que son sino que tienen que presentarse bajo un rubro que encubre su
carácter (“mejoras” y no defensas), y finalmente el desinterés que se tienen en
los pueblos al no programarse el presupuesto para esto luego de 5 años de
inundaciones de más de 3 meses cada año.
Respecto a la
sedimentación en las presas se responde que tienen la misma capacidad que se
informa porque se calcularon con un espacio extra y la prueba está que nunca
hay problemas cuando se abre la cortina, dicen que es imposible sacar el agua
por otra parte, que se al sacar toda el agua por el Samaria se está regresando
el sistema a su situación original antes de las presas, y que la decisión de
este canal se hizo porque las otras opciones se consideraron que eran
ecológicamente más dañinas. Sobre si se juntarían las aguas derivadas de canal
del Zapote y las ventanas de alivio del Grijalva con las del Samaria no dieron
respuesta, se negaron a responder sobre si lo pueblos del Samaria serían
permanentemente desalojados o como se actuaría, y sobre la situación en que
quedarían los pueblos de los asistentes. Cuando se les señalaron las
contradicciones de sus explicaciones nuevamente afloró la asimetría del trato
hacia los campesinos recurriendo a que dudar de lo que exponían era dudar de su
honorabilidad y persona e incluso, cuando se discutió que el Samaria no era la
única salida de agua del Mezcalapa al mar antes del sistema de bordos y presas
de los 60 porque estaba funcionando el Río Viejo, el vocero dijo que si
encontraban que se equivocaba el renunciaba, demostrando además no haber
revisado ni la introducción del PHIT donde los mapas señalan lo contrario. Y
luego, al recapitular para acordar las conclusiones que contendría la minuta
todavía, a pesar de lo reiterado por los campesinos, de que las inundaciones
habidas en los últimos 5 años no tenían antecedentes y por lo tanto era obvio
que eran producto del manejo humano, quiso dar por sentado que se acordaba que
“Tabasco siempre se había inundado”, con lo que provocó otra oleada de
indignación. Otra más fue cuando al responder de porque no se avisaba o
consultaba del alcance de las obras el ingeniero de Supervisión y Proyectos
explicó que entonces se desataría la especulación inmobiliaria y los campesinos
les cerrarían el acceso para extorsionar a la compañía.
El sabor tras
la reunión es el de un dejá vu: hemos vuelto a la situación y lógica de las
reclamaciones petroleras: PEMEX (ponga aquí Conagua) niega toda responsabilidad
y desmenuza las responsabilidades en hechos en cada una de las distintas
acciones, compañías e instituciones que intervienen. Al desmenuzar los
elementos del impacto confronta el impacto global que denuncian los campesinos
con impactos “multifactoriales” cuya discusión se extiende al infinito hasta
desesperar a los campesinos, además de que ante la acción de protesta que esto
provoca, acusa a los campesinos de “extorsión” y lo llama “industria de la
reclamación”. El presentar los campesinos la protesta por el efecto global se
les acusa de deshonestidad y siempre se ponen en duda todos sus argumentos por
su predefinida “ignorancia”, con estadística se les demuestra que en realidad
no ha habido impactos o cambios, y sí dudan de la palabra de los ingenieros se
considera el hecho como un insulto personal. La misma película. La impresión
que queda es que es como una guerra infinita del estamento de la burocracia
urbana asalariada con la que se convive como gente decente y amistosa en Vips y
Sanborns, pero que enviados como infantería para promover el uso y abuso de las
tierras y recursos campesinos sin una justa retribución en verdaderas mejoras
del nivel de vida local real, se convierte en otras personas, tienen otra cara,
su uniforme de trabajo implica ser capaces de justificar cualquier cosa
sabiendo que tienen el monopolio de la información, la que bajan a los
campesinos, la que regresan a las oficinas. Y los campesinos los ven con el
poder de ser los únicos mediadores de ser el acceso a los recursos y acciones
públicas. En estas reuniones se materializa el poder de la ciudad destruyendo
la vida rural. Los campesinos todavía viven la ilusión de amenazar con que la
ciudad no se va a poder alimentar sin ellos, pero ello no obsta para que al
destruir el medio rural la ciudad destruye y aumenta sus propias bases
ambientales. Tabasco fue señalado hasta el año 2000 como un ejemplo del éxito
del desarrollo económico, pero al mismo tiempo ha sido un ejemplo de sus
contradicciones al no producir bienestar social ni equidad, y por ser una
catástrofe ambiental. Pareciera que esta situación no va a variar a pesar del
conocimiento y experiencia acumulada. Esta nos dice cuando menos que hay que
hacer caso a las recomendaciones básicas que repiten siempre los ingenieros
hidráulicos: planear las obras en función del sistema de toda la planicie y no
sólo en función de Villahermosa porque así no se protege a mediano plazo ni la
propia ciudad; no sacar todo el agua de la planicie por una sola parte,
reconstruir en lo posible un sistema deltáico;
seguir los procedimientos tal y como lo establece el Plan Maestro de
Protección Civil; además de que se cree una ventana única de atención para los
efectos globales de las obras sobre la población campesina y no en función de
las empresas e instituciones, sino de las poblaciones.
Lo que
erosiona el alma, la fe en la humanidad es ver cómo se repite el tema del que
ya hablaban Hannah Arendt, Emmanuel Levinas y Vaclac Havel y que para explicar
la actual situación de emergencia que se vive en México han recuperado cada uno
por su cuenta Pablo González Casanova y Javier Sicilia. Se trata del hecho de
que el gran destructor, el gran cómplice de los genocidios, etnocidios y
ecocidios, somos las masas de asalariados que nos consideramos honestos porque
no tenemos más ingreso que nuestro salario y obedecemos las instrucciones de
las autoridades sin nunca ponerlas en cuestión, pero también sin preocuparnos
sobre los efectos de nuestro trabajo más allá de lo inmediato. Yo cumplo y
aseguro un nivel de consumo para mi familia, demuestro que estoy calificado
para mi trabajo porque estoy certificado y apruebo las supervisiones, yo sólo
hago esto, si esto es usado para otras cosas o tiene como resultado cosas que
yo no quisiera, no es mi responsabilidad. Se trata de la castración de sentir
la responsabilidad humana, social y ambiental de todos nuestros actos, de
sentir la interdependencia y corresponsabilidad humana. Y finalmente es la
encarnación de la cobardía, la constitución de personas incapaces ya de
siquiera tener como horizonte la posibilidad de actuar por sí y ante sí mismos
ya no como ciudadanos sino como individuos. Se vive en la inconsciencia de una
contradicción flagrante que técnicamente se llama “distorsión cognitiva” y que
caracteriza por ejemplo, a las mujeres e hijos de personas violentas que se
siente protegidos por la violencia que los destruye: se actúa en función de
lograr una situación de seguridad para la familia, hecho que define a las
personas como “decentes”; pero en realidad, el resultado de nuestro trabajo que
no queremos ver, casi siempre termina socavando las bases ambientales, de salubridad,
y de seguridad pública, ciudadana y
humana de nuestra propia vida. Cuando uno encara a cualquiera de nosotros sobre
esta situación la respuesta siempre es la misma: mi trabajo es una cosa, mi
familia otra. El mecanismo y el síntoma es muy claro: somos incapaces de vernos
en el otro, de asumir que compartimos un mundo construido en todo momento por
todos en cada uno de nuestros actos. Creemos que podemos separar el ser buenos
en una parte y malos en otra. Ganar ventaja en una y ser justos en otra.
Después nos quejamos de que las cosas no son como queremos.