martes, 20 de septiembre de 2011

Falacias de la Modernidad y Alternativa o “la Culpa es de la Clase Media”.

Dos Grandes Falacias de la Modernidad que son al mismo tiempo sustrato ideológico de una economía de progresiva destrucción de lo social y lo ambiental:

1) El principio básico de la modernidad es, como establece el Acta de Independencia de Estados Unidos, el derecho de cada individuo de buscar su felicidad.
Esto se ha convertido con el paso del tiempo en una especie de obligación, único sentido legítimo de vivir: ser feliz.
Esto por supuesto legitima todo tipo de egoísmo y de mezquindad moral: en palabras de Johannes Wolfang Goethe: “me engaño y soy feliz”.
Es decir, que se justifica cerrar los ojos o mirar a otro lado frente a todo hecho desagradable, inmoral o amoral que pudiera afectar nuestro “ser felices”. Por eso estamos atrapados en lo que La Teoría de Juegos llama “el dilema del prisionero”: siempre alguien va a abusar, si yo no abuso seré el único que no disfrute.
Esto incluye, sobre todo visto bajo la nueva ética que supone la conciencia de los procesos ambientales mal llamados ecológicos, la posibilidad de ignorar la destrucción de los recursos futuros bajo el criterio de la “felicidad” que nos produce el goce actual. Más y además, el goce no compartido con los contemporáneos, goce y destrucción privada de bienes globales.
En otras perspectivas culturales el sentido es vivir “moralmente” y bajo ese rubro cabe un rango amplio de servidumbres y responsabilidades de sociedades antiguas y tradicionales, pero que puede redefinirse de acuerdo al conocimiento de condiciones de convivencia y supervivencia colectiva transgeneracional actuales (principios sociales y ambientales).

2) En este mismo sentido la idea de felicidad se reduce al mismo tiempo a una cuestión meramente de elecciones. Ser libre se reduce a tener la capacidad de elegir y la felicidad está relacionada meramente con la posibilidad de elegir “bien”. Ahora, al reducir todo a “elegir”, automáticamente convertimos todo en intercambiable: el problema es entonces meramente de ponderaciones y compensaciones. De ahí es que se establece una condición de que todo en el fondo es similar y puede ser sustituido. Y esto se convierte finalmente en la base de la erosión definitiva tanto de la calidad de vida individual como colectiva como ambiental. Todo puede cambiarse por otras cosas y finalmente por dinero. Progresivamente cada cosa que se va cediendo termina convirtiéndose en una lógica jerarquizada donde vale más tener dinero que tener un bosque, que tener una milpa, que tener una casa. Es la lógica denunciada en el manifiesto comunista y reexplicada para la modernidad cultural por Marshall Berman de que “todo lo sólido se desvanece en el aire”. Esto sobre todo domina la lógica de la destrucción ambiental y de las ciudades, instituciones, cuerpos y clases sociales. El ejemplo más inmediato es el de la opción de sacrificar la salud trabajando horas extras para ganar más dinero, dejar de vivir en el campo para ganar más dinero en la ciudad, destruir una playa o un bosque para construir un hotel. Esto igualmente, como lo recuerda Berman, lo expone con gran claridad el mismo Johannes Wolfang Goethe al inicio del Segundo Fausto.


3) Luego entonces, quizás habría que replantearse otra vez que el sentido de la vida no es “ser felíz”, ser consumidor y elegir, sino vivir una vida intensa. Seguir el consejo de Rainer María Rilke y entender que sólo se está verdaderamente vivo cuando se acepta lo terrible de y en la propia vida.


4) Como fácilmente podemos identificar el primer y segundo principio son las bases con las que se identifica ideológicamente a la Clase Media. Si se fijan, cuando desde los propietarios, trabajadores o excluidos, o cualquier posición alguien se refiere a la Clase Media, se habla de quien tiene acceso a todos los gozos, tiene capacidad de consumo o sea de elección. ¿Elección para qué? Para poder ser felíz. Es desde afuera y si es que objetiva y de manera permanente existe alguien que vive en ese estrato y condición social, el espacio de los felices. Quienes además, cuando se autoidentifican y manifiestan, expresan o son identificables, por ser los que de manera automática y esencial no tienen culpa o responsabilidad de nada y de entrada tienen el derecho, se autoasignan, se reconocen y exigen, el derecho a exigir a los demás siempre desde una posición de “autoridad moral”, que también siempre es innata en cuanto a que no tienen responsabilidad porque no son los propietarios o los jefes, y en cuanto a que a diferencia de los explotados, pobres, marginados o excluidos, ellos si saben y sobre todo saben cuáles son sus derechos (ser felices y elegir). Como caso ejemplar podemos recordar el de la esposa del “chacal de Iztapalapa” que aceptó prostituirle a sus hijas y la esclavización de su hijo con el pretexto de que el tipo la convenció de que así vivía la clase media, y por lo tanto la clase media tenía la culpa de su condición. Hay que preguntarse si la clase que se identifica como la no culpable ni responsable tiene, efectivamente, culpa de algo

domingo, 18 de septiembre de 2011

Dos Citas de Wilde

Oscar Wilde:
"A veces pienso que la vida artística es una forma lenta y deliciosa de suicidio...Hay una tierra desconocida, llena de flores extrañas y perfumes sutiles, una tierra en la que el gozo de los gozos es soñar, una tierra en la que todas las cosas son perfectas y venenosas".
Frente a la tumba de su esposa: "Aunque me sentía profundamente afectado, era plenamente consciente de la inutilidad de lamentar nada de lo ocurrido. Nada hubiera podidos ser de otro modo. La vida es algo terrible".

sábado, 10 de septiembre de 2011

¿La Reelección es Democrática?.

En los últimos tiempos hemos visto como los demócratas "de los últimos tiempos"- muchos de ellos que no comentaron nada ante el fraude electoral de 2006- se han movilizado eficazmente en los medios de comunicación para promover una reforma política que textualmente coincide con la propuesta por Felipe Calderón, y que incluso hoy 7 de septiembre, fue reafirmada por este personaje, sobre todo en un contenido definido como fundamental: la reelección inmediata para diputados y presidentes municipales. Con esta petición llegaron incluso un grupo autodefinido como twitero a irrumpir en la comisión permanente de la cámara de diputados con la bendición de Javier Sicilia para enseñarle unos grandes relojes y la petición textual de aprobar la reforma tal y como está e inmediatamente. De haberlo hecho no habría otra manera de llamar eso sino golpe de estado. Pero además, lo extraño es que la petición democrática de Revocación de Mandato, es decir, que si un funcionario no cumple pueda ser despedido mediante algún procedimiento legal y democrático como el impeachment que existe en Brasil y Estados Unidos incluso para el Presidente, se llegó a la creencia de que la única manera de "castigar" a un político es evitar que se reelija (¡incluso ahora que no existe la reelección!). Esto sólo puede ser fruto de un razonamiento bastante retorcido parecido al de las mujeres maltratadas que justifican a sus maridos (como la mujer de Iztapalapa que dejó que abusarán de sus hijas bajo el argumento de que así viven los de clase media), o los secuestrados que creen que sus secuestradores los protegen en lo que es conocido médicamente como "síndrome de Estocolmo". Acertádamente Pablo González Casanova hablaba desde hace dos años de que en la sociedad, las clases medias, los asalariados con plaza, quienes obtienen todavía buenos ingresos y los ejecutivos, están viviendo bajo lo que se conoce como "percepción distorsionada", donde las personas se niegan a aceptar una realidad demasiado dura y creen lo que quieren creer. En los casos en que se ha estudiado en individuos esto es fruto de una violencia extrema o sostenida, o de un acoso permanente. Sólo así podemos llegar a pensar que un castigo para un político es que "no se pueda reelegir" porque la gente no va a votar por él, en un país donde lo normal es que no se respete el voto popular. Y esto también, sólo puede llegar a pensarse cuando ya de manera profunda las personas están convencidas de que las leyes son inaplicables y que la el ser funcionario y gozar de impunidad es un hecho natural e incontrovertible. La vieja solución de que se apliquen las leyes y que quienes cometan delitos o incumplimientos sean procesados, simplemente ha dejado de ser un horizonte posible para estas personas, y además renuncian a plantearse un proceso democrático como es el de la revocación de mandato, o incluso al de, siguiendo el ejemplo ya realizado por López Obrador en el D.F., de plebiscitos antes de terminar los plazos legales. El que estemos viendo la reelección inmediata de funcionarios como un hecho democrático no es más que un indicador, un síntoma, de lo enferma que está toda la sociedad mexicana. Y no hablo de los obvios: los narcos, los extorsionadores, "los políticos", ni de "la pandilla que nos robó el poder" como dice López Obrador, sino de nosotros, los que así creemos estar promoviendo la democracia.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Alejandro Nadal explica la Crisis Actual.

La crisis que explota en el otoño del 2007 se nos presenta antes que nada como una debacle financiera. Pero sus raíces están en el comportamiento de la tasa de ganancia y en la reducción de los costos laborales. La globalización es una forma de organizar la competencia entre trabajadores del mundo entero para presionar los salarios a la baja...El estancamiento en el crecimiento de los salarios reales en economías avanzadas condujo a una contracción en la demanda agregada. Eso sólo podía contrarrestarse con el sobreendeudamiento de las capas medias y trabajadoras de la población. El crédito fluyó para hipotecas, autos, educación, electrodomésticos y, a través de la tarjeta de crédito, hasta para bienes de consumo duradero. La bursatilización de todo tipo de instrumentos fue un mecanismo nefasto para mantener en movimiento este proceso. Los préstamos basados en la agenciación de activos residenciales completaron el cuadro con la ilusión de una riqueza artificial para las capas medias.

La política monetaria estuvo al servicio de este proceso con prioridades sometidas a las necesidades del sector financiero. Las burbujas fueron la manera de mantener el proceso de crecimiento en las economías avanzadas.

La crisis estalló en el eslabón más visible de la cadena. El sector financiero se había desarrollado a través de mecanismos e instrumentos que no podían sostenerse más allá de unos cuantos años. Al explotar el sector financiero, se destruyó el mecanismo que había estado sosteniendo la demanda agregada.

En la evolución del capitalismo mundial, en el último tercio del siglo XIX fue testigo del rompimiento del enlace fundamental entre salarios y demanda agregada. La idea de mantener el crecimiento a través de las exportaciones se ha revelado como una salida falsa...Los países importadores que enfrentaron un déficit crónico, sufrieron la destrucción de su base productiva y de generación de empleos. Los flujos de capital permiten durante un cierto tiempo financiar artificialmente el déficit (como en México), pero a la larga, la crisis en esos países subordinados no pueden evitarse...

El crecimiento ha tenido que sostenerse con una sucesión con una sucesión continua de burbujas que al reventar conducen a periodos más o menos largos de des-endeudamiento. Cuando se produce un colapso de la demanda agregada, la inversión se detiene y, con ella, se frena la generación de empleo. Eso conduce a un amás intensa caída de la demanda agregada y así, en un círculo vicioso, se llega a la depresión. La demanda puede apoyarse en el gasto público, pero hoy la reacción neoliberal impide utilizar este instrumento. (Alejandro Nadal, Destrucción del Enlace Salarios y Demanda Agregada, La Jornada, 31 de agosto, 2011, p.28)