sábado, 14 de junio de 2025

 

Espacios Públicos, Apropiación afectiva o global neoliberal.

                              Rodolfo Uribe Iniesta.

          Hay situaciones en donde no existe posibilidad de tener una posición neutral porque se trata de una disyuntiva. En este caso estamos en la decisión de la modificación por un espacio público urbano para darle un sentido global económico excluyente de la vida local o una recuperación y mejora y rehabilitación para mejorar la calidad de vida y ofrecerle una experiencia auténtica a los visitantes. Hace 4 décadas se hablaba de investigación participante cuando se acompañaba una acción colectiva, hace 3 de investigación implicada donde los mismos actores participaban en la definición del objeto de estudio, ahora se habla de sujeto ubicado en tanto lo que se exponen los procesos de diálogo de los diversos actores en la complejidad de las diferentes dimensiones de la situación. La perspectiva de complejidad tiene mucho sentido aquí porque quienes proponen el proyecto de museo sólo ven una sola dimensión: “la conservación de las piezas” y tienen un solo objetivo: “aumentar el turismo”. De acuerdo con Arturo Escobar nos hablan entonces de una perspectiva de pocas relaciones sociales y mucha teleología con poca sustentabilidad, mucho materialismo y utilitarismo y poca sociedad; mientras al abordaje estudiando las diversas dimensiones de la situación nos permiten plantear alternativas vitales desde la población local sin desplazar ni excluir a todos los elementos actuales vivos incluyendo vegetación y animales. En esta metodología la “conservación de las piezas” no se lee o interpreta como una mera cuestión técnica, sino como lo que Bourdieu llama un “enjeu”, un campo, un emplazamiento, un nudo, donde coinciden y se confrontan múltiples actores y dinámicas que han de ser identificadas y explicadas una a una y en sus relaciones, como lo que es: una coyuntura como la define Hugo Zemelman, es decir, algo objetivable como una sola cosa pero en contradicción y lucha: un sistema de conflicto en donde en su desarrollo o proceso ha de primar una decisión u otra.

En las meditaciones budistas hay un momento en que puede uno preguntarse si una cosa vale la pena o no, de acuerdo con la respuesta eso le da a uno seguridad interna para actuar que está más allá del valor o el coraje y de los pretextos cotidianos. Cuando me tocó dirigir una radio que el gobierno me mandó a liquidar y los Yokotanob me convencieron de negarme, y resistimos un año, aprendí que lo importante no era ganar sino esforzarse por lo que vale la pena. El propio proceso de organización y resistencia genera seguridad individual en las personas, nuevos conocimientos y conciencia. Ganar o perder es secundario, y la respuesta la tienes después de pasado el problema. Quienes por no perder la chamba o la razón que sea toman una posición de defensa de lo irracional, lo insensato, lo injusto, aunque después sean materialmente premiado viven todo el resto de su vida bajo lo que la psicología está llamando el Síndrome del Impostor, y los que pierden defendiendo lo razonable, racional y justo, siguen su vida con una mayor seguridad en sí mismos con la satisfacción de haber hecho lo correcto.

En estos esfuerzos es clave comunicarse bien con el resto del entorno social y no hacer actividades que generen rechazo y tener muy claro el objetivo de la movilización para así poder armonizar y ser tolerantes con las muy diferentes personalidades y formas de entender las cosas, y mediante diálogos como éste, ir constituyendo una visión y acción compartida que busque integrar cada vez a más personas. Diríamos, unidad en un objetivo claramente definido y comunicado respetando la diversidad en lo demás. Hoy en el mundo hay dos tendencias: los autoritarismos que destruyen sociedad para generar ganancias para las minorías, el neoliberalismo; y los movimientos sociales de resistencia que construyen sociedad desde abajo. Organizarse es un proceso de aprendizaje a convivir, y también un tema que podría desarrollarse es el de en que consiste la resistencia pasiva como forma civilizada de movilización política que construye sociedad y sus ventajas frente a otro tipo de estrategias o repertorios.

          Los gobiernos de la 4t que se presentan bajo el registro del partido MORENA se definen como antiglobalizadores y antineoliberales. Pero están olvidando que desde 1994, en el proceso electoral de Tabasco y las reclamaciones por afectaciones petroleras y la resistencia civil, hasta el último día del mandato del Presidente Obrador, se definió como Partido-Movimiento. Es decir, no puede confrontarse o desvincularse del pueblo activo, que en cuanto se organiza, se convierte en sociedad civil sin importar su nivel económico o posición. Normalmente las organizaciones que atienden problemas colectivos -como es el caso- son la unión de los múltiples que actúan conjuntamente para defender el bien común. La 4t comenzó en Tabasco en 1988 como la unión de movimientos pacíficos de resistencia de pueblos indígenas, de artistas, comunidades eclesiales de base, defensores de derechos humanos, campesinos, pobladores y sectores que se separaron del entonces Partido Único.

Además los gobiernos de MORENA tienen el mandato de no mentir, no robar y no traicionar. En los 50 puntos de su programa el gobernador actual se comprometió textualmente a mandar obedeciendo; mejorar la infraestructura del Parque Museo la Venta, reactivando el espectáculo de luz y sonido; rehabilitar de manera integral el Parque Tomás Garrido y rescatar la laguna de las ilusiones. No se menciona construir un edificio de dos plantas sobre 14700mts2.

El dilema de donde y cómo construir un nuevo museo no es una confrontación entre partidos y de hecho está dividiendo a los partidarios de la 4t entre los que -siguiendo el consejo de López Obrador- usan su propio criterio y los que sólo obedecen consignas como en los tiempos de cuando el PRI era partido único.

          El proyecto de construir un nuevo museo, un nuevo edificio postmoderno encima del Parque Tomás Garrido de Teodosio González de León y el Museo Parque Poema de la Venta de Carlos Pellicer es un proyecto típico de la globalización neoliberal. Su primer característica es que en lugar de crear un nuevo espacio público, cultural y ecológico en una ciudad petrolera altamente escasa de éstos -es decir, en lugar de generar desarrollo cualitativo e integrativo-, insisten en construir en el mismo emplazamiento para capitalizar el capital simbólico, cultural, y afectivo desarrollado por más de 60 años de apropiación y goce colectivo de locales y visitantes, sin mejorar la ciudad ni la calidad de vida de sus habitantes de la ciudad. Al contrario, se trata de colonizar un espacio vivo y vivido, es un proyecto que expropia un espacio público ya integrado a la vida de todas las clases sociales del estado en beneficio de un turismo de alta gama, digamos llanamente, de ricos básicamente extranjeros. La lógica de la globalización: privilegiar lo lejano destruyendo lo local: montar un escenario para quien sólo pasa destruyendo la vida de quien ha estado y estará siempre ahí.

Espacios públicos que además, en este caso, son resultado de exitosas intervenciones en favor de la convivencia, cultura y esparcimiento de la población local, y que en sí mismo son testimonio de la historia reciente del estado, como los pocos buenos frutos que Tabasco cosechó del boom petrolero. El rescate de las “piezas” estuvo totalmente determinado, forzado y ayudado a la vez por PEMEX, y el “Tomás” se construyó con los dineros excedentes del petróleo. Y lo que está destruyendo a las piezas es la lluvia ácida que producen las instalaciones petroleras.

Al construir sobre éstos se está borrando de un plumazo no sólo las obras benéficas de gobiernos anteriores, sino la propia historia reciente del estado.

 Hay una profunda identificación y relación sentimental -que los tecnócratas ocultan- entre todas las clases sociales de Villahermosa y “el Tomás”, que rodea y protege al Museo de la Venta. Ha sido por 40 años -con el Centro de Convivencia- el más importante lugar de paseo, recreación de la ciudad, especialmente para los niños, que cuando aprieta el calor, convierten en balneario la Fuente de los Poetas. Hay también una profunda relación afectiva de apropiación e identificación popular y cultural con el legado material del principal personaje representante indiscutido del Estado, Carlos Pellicer.

 Todo esto es lo que el nuevo museo va a arrancar de cuajo, destruyendo el único espacio donde puede uno refugiarse de la isla de calor en la que se convirtió la ciudad, entretener gratuita o accesiblemente a los niños y ya de por sí es el único atractivo para el turismo internacional. Necesita mantenimiento y rehabilitación como prometió el gobernador, no deconstrucción posmoderna como lo propuesto por Enrique Norten.

          Y una cosa central: fíjense como el propio delegado del INAH y los defensores del proyecto dicen que no hay problema porque se va a construir sobre el Centro de Convivencia Infantil. Le están quitando toda importancia a un concepto que fue central en el sexenio de Enrique González Pedrero y Julieta Campos: Convivencia (ya ni mencionar lo de infantil). Incluso en noviembre, cuando sin aviso público, se transfirió el control del Parque Museo La Venta de la Secretaría de Cultura a la Secretaría de Medio Ambiente (en un decreto del 9 de noviembre de 2024) trasladando administrativamente los animales al Yumká, no se les llama animales sino que son 134 “activos biológicos”. Y se justifica diciendo que ya no son “útiles” a la Secretaría de Cultura. De ese nivel de deshumanización es su perspectiva.

          La explicación teórica del Proyecto es que el capitalismo genera capital expropiando las propiedades colectivas, sean tierras, paisajes, naturaleza, cultura, y una forma de hacer esto es dejar que la propiedad colectiva o el espacio público se deteriore para tener un pretexto para ocupar el espacio, sea mediante la privatización directa o su reconstrucción o rediseño que produce la necesidad de generar el negocio de pagar el diseño, los materiales de construcción, la propia construcción, la administración, y luego se hace necesaria la amortización del costo, que por supuesto se paga con presupuesto público o cobrando el acceso, etc. O, cómo mínimo, el pretexto es que -como el turismo- producirá una derrama económica a hoteleros y restauranteros. Y hasta en esto falla el proyecto, porque la lógica de las agencias de viajes es que se les deja a los turistas sólo dos horas en cada lugar, sea museo o zona arqueológica, se les lleva a comer, duermen y salen al día siguiente a otro lugar. Y eso va a pasar si concentran todas las piezas en un solo edificio: dos horas y a Palenque. En cambio, teniendo dos museos en lugares separados se genera un nuevo polo de desarrollo en la ciudad, un nuevo espacio público y cultural que obligaría a los turistas a pasar dos noches en la ciudad con la derrama económica que ello significaría.

          En el sentido de apropiación neoliberal las cosas sólo importan no por sí mismas sino por la posibilidad de cobrar por su acceso y uso, y entonces hay una tendencia a destruir los espacios e instalaciones cuyo único sentido y función es la convivencia y la sociabilidad gratuita. Para la lógica turística globalizadora lo que vale es el simbolismo del lugar, y así, si antes se viajaba para conocer la vida cotidiana real de otras personas, ahora se destruye la vida cotidiana y lo que se le vende al turista es sólo un simulacro y la población local y la vida real son excluidos. Se deja sólo un cascarón que es mero signo o representación de lo que originalmente había en ese lugar. Por eso en este caso la insistencia de hacer el Museo encima del Parque la Venta, para vender con el nombre de Pellicer aunque se haya destruido la obra verdadera y la vivencia que buscaba. Aquí se expulsa a la población local, sobre todo a la popular, a los 138 animales y se destruye el patrimonio a cambio de un edificio ahistórico diseñado bajo los una propuesta posmodernista que como tal implica una abstracción que no se pueda identificar con ninguna cultura específica y menos la local.

Para hacer efectiva la destrucción material los tecnócratas primero hacen la destrucción conceptual: están diciendo que no se va a tocar el parque Tomás Garrido, pero se les olvida que el Parque es una unidad desde Paseo Tabasco hasta el Museo de Cultura Natural, que tanto el Parque Museo como el Centro de Convivencia están dentro del Parque. Y además ¿Cómo creerles cuando la escuela de artes El Ágora, que está en el centro del mismo ha sido convertida en un cuartel militar? Ese hecho demuestra el nulo interés que tienen en conservar un espacio público. Y respecto al Parque Museo nunca se le menciona como tal, se dice que su único interés es proteger las “piezas”.  Así como los animales ya fueron reducidos a “activos biológicos”, las obras olmecas son reducidas a “piezas”, y en lugar de hablar del conjunto paisajístico, ecológico y poético que justamente reprodujo a propósito el caos de la selva, se le desmenuza y reduce a una colección de piezas que pueden ser transportadas y reordenadas de cualquier forma.

 En entrevista con Chuy Sibilla el delegado del INAH dijo que las piezas estaban siendo afectadas por el intemperismo, citando como ejemplo el frío. Ajá sí, el frío tabasqueño, pues. Así de preparados y conocedores son los promotores del proyecto. Y nadie menciona que lo que afecta y ha afectado a las obras olmecas es la lluvia ácida que producen las instalaciones petroleras y que daña la salud de todos los tabasqueños.

Se dice que no hay proyecto y que sólo se presentó un render. Pero lo que quien lo dijo no sabe es que un render sólo se puede hacer sobre la base de un proyecto, planos, espacios, volúmenes, terminado. Y que el diseño de un Museo necesita primero un diseño museográfico que se dice que tampoco existe. No son creíbles sus versiones: si no existe el diseño museográfico entonces estamos tratando con una institución incompetente.

El capital busca desenraizar a las personas de sus identidades e identificaciones, de sus territorios, de sus recursos, de su historia y memoria.

Si se desaparecen las locaciones, los monumentos, los emplazamientos, lo que hoy se define como patrimonio monumental o inmaterial, se rompe la identidad y todo se deshace en el aire, se cotan los lazos afectivos y el tejido social, en este caso se expulsa y se discrimina a la población más pobre con sus hijos, sobre todo la que no puede pagarse el acceso a los climas de las Plazas Comerciales. Y por cierto, ¿Cuánto van a cobrar para entrar a su lujoso museo?

 

 

 

3 comentarios:

  1. Gracias Dr. por aleccionadora reflexión, lo citaré en mi pancarta, mañana en la Marcha Pacífica por el NO al MNO

    Desde que ha publicado en face sus inconformidades por la incongruencia del Proyecto Ecocida.

    Nunca veo el me gusta de los que antes le seguían, será por "El Síndrome del Impostor"

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  2. Rosalía Ávalos en mi primer comentario aparezco como anónimo, Dr. soy su admiradora y mi dificultad con la tecnología.

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  3. No dan likes pero si leen porque luego me andan reclamando

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