viernes, 17 de julio de 2020

Neoiberalismoen la ciencia: Para quienes dicen que no existe la ciencia neoliberal.



El sistema: dentro de las instituciones científicas actuales se convirtió en un requisito para promociones el concursar por financiamientos para proyectos de investigación. Un requisito razonable es que deben de participar varios investigadores de diferentes dependencias y estudiantes, pero esto ha llevado a que los investigadores y profesores condicionen o impongan temas de tesis a los estudiantes. Si no, mínimo no les dan las cartas de recomendación indispensables para inscribirse en un posgrado u obtener una beca. Lleva también a que retorciendo el principio de libertad de cátedra e investigación, los investigadores definan temas y formas a lo que sea financiable. En los financiamientos no hay un rubro específico de sueldos a otro tipo de participantes casi siempre indispensables como técnicos, estadísticos, laboratoristas, encuestadores, etc. Lo que obliga a disfrazar el rubro como compra de productos o contratación de empresas lo que obliga a entrarle al formato que hoy conocemos como la estafa maestra. Y finalmente, cuando normalmente lo que más necesitan investigadores son gastos de viaticos, transporte, etc. Lo que se privilegia en interés es la compra de material y equipo, que por una parte se convierte en la única firma en que los investigadores y la institución tengan infraestructura técnica, pero sobre todo se convierte en un subsidio indirecto a empresas privadas y abre un campo infinito y provechoso de negocios a los administrativos de las instituciones y los proveedores. Con los años, personalmente he visto cómo se abrieron puertas giratorias en donde los mis,is personajes pasan de ser proveedores a administradores institucionales y visceversa, e incluso algunas veces fui cohesionado en órganos de gobierno para aprobar este tipo de movimientos. Es resumen, desde hace varios años, si un investigador quiere subir de categoría está obligado a promover los negocios de agentes privados y de este espacio gris de puertas giratorias. El contenido, sentido y resultado de sus investigaciones es irrelevante porque el criterio con que es evaluado es el del número de proyectos con financiamiento. Es decir, que tanto negocio ha justificado y promovido con sus proyectos “cientificos”. Otro capítulo es el de la productividad medida por publicaciones...

miércoles, 15 de julio de 2020


La rebelión de los desplazados: 




Varios de los intelectuales mexicanos más conocidos, algunos de ellos que estuvieron en organizaciones políticas de izquierda antes de 1988 y todavía algo después, y cuando menos dos que se asociaron a campañas electorales de AMLO, publicaron un desplegado acusando a la "supuesta cuarta transformación" de autoritarismo y de hacer retroceder los "avances democráticos" (¿se puede llamar  así a los fraudes electorales sistémicos y recurrentes?). Llaman a hacer una alianza para quitarle al gobierno la mayoría en el congreso. De entrada por su composición y tono suena a aquel llamado "Grupo San Ángel" que impulsó a Vicente Fox y participó en su gobierno. Y es claro que den por exitosa la llamada "transición democrática" que a algunos de ellos, o gente cercana a ellos,  les trajo puestos, presupuesto y vínculos con los gobiernos neoliberales. Pero más allá de ello, lo que es super evidente es el carácter endogámico y uniclasista, incluso estrictamente chilango, del grupo, por una parte. Y por otra, el que pecan del vicio de los intelectuales mexicanos que acusaban Carlos Mosiváis, Ikram Antaki y el propio Roger Bartra que firma esta carta: Más que un grupo meritocrático que argumenta en función de conocimientos, actúan y se presentan como un estamento clasista autolegitimado por una "superioridad moral" frente al resto de los ciudadanos mexicanos, una especie de ciudadanos de los ciudadanos o super ciudadanos.


 Llama la atención que el documento no habla de las grandes desigualdades producidas por el período neoliberal y cómo corregirlas, pero sí de una centralización del poder (y el presupuesto, por ende) del actual gobierno respecto a los organismos descentralizados, fideicomisos y demás, de los que específicamente ellos recibieron puestos e importantes apoyos. Su llamado es claro: no buscan una mejor distribución de la riqueza, igualdad social o cosa parecida, sino participación en el gobierno (y el presupuesto). Ese es el nivel de pluralismo que describen, al que llegan. Y apelan a los ciudadanos como una mera masa de maniobra (votos) para apoyar los contenidos y objetivos predefinidos por ellos (en su calidad de intelectual y moralmente  superiores). Su propuesta no es progresista porque no plantea un cambio de formas, actividades y objetivos, sino regresar a darle vigencia a las formas e instituciones surgidas después de 1988 y que tuvieron todo que ver con la búsqueda de "legitimidad por desempeño" con que Salinas de Gortari desgranó al Frente Democrático Nacional, incluso directamente dándole chamba a muchos de estos firmantes o gente cercana a ellos. Olvidan y obvian totalmente los fraudes electorales y de plano mienten al decir que la Cámara de Diputados funcionaba como un contrapeso al Ejecutivo, al pedir que "recupere" ese papel. Este tipo de críticas totales y absolutas contra un gobierno, son negativas, porque al poner como condición que el grupo en el poder ganado en las urnas renuncie al ejercicio del mismo o sea desplazado, impide, bloquea, que en efecto el gobierno corrija aquellas cosas que en su actuar tendría que corregir. Y su posición contrasta poderosamente con su avenimiento con los anteriores gobiernos, en los que, de manera directa o indirecta, tenían arte y parte. El documento resuena mucho a la queja de un grupo desplazado de su capacidad de ejercer influencia y, por supuesto, obtener ingresos del presupuesto público. Y al final, justamente refuerzan la percepción de que la cuarta transformación de Andrés Manuel López Obrador está llevando a la práctica la revolución contra el Ogro Filantrópico que propuso Octavio Paz en su famoso ensayo donde acusaba al estado mexicano de estar controlado y explotado por dos burocracias: "la de los administradores y burócratas" y la clase política. En el neoliberalismo, la modernización política, que abiertamente se presentó como "profesionalización de la política", agregó, como parte de esta alianza un estamento corporativizado de intelectuales, tecnócratas y comunicadores captados y dependientes de programas como el Sistema Nacional de Creadores, el Sistema Nacional de Investigadores, los múltiples organismos descentralizados autónomos y un pesado gasto en comunicación.