domingo, 23 de octubre de 2022

 


Después de pasar una tarde leyendo textos Sufis soñé que recibía una clase donde me explicaban que la narración del portal de Belem en realidad sólo era una metáfora para explicar el nacimiento de una idea, de la gnosis, entre el empuje del burro o mula y la insistencia y paciencia del buey. 

Y luego el maestro nos decía que solo se aprendía una cosa en la vida, pero demasiado tarde, no dejarse maltratar.

Las remembranzas
de Leopardi

Versión y notas de Angel Faretta

(Primera parte)

Fugaces estrellas de la Osa Mayor no creí
Volver otra vez a diario a contemplarlas
Sobre el jardín paterno centelleantes
Y rumiar con ustedes desde las ventanas
De este albergue en que habité de joven
Cuando de mis alegrías supe el final.
En un tiempo cuántas imágenes y locuras
Me indujeron a pensar el aspecto vuestro
Y vuestras luces compañeras cuando
Silencioso y sentado en verde barbecho
Gran parte de las tardes solía pasar
Mirando el cielo y oyendo el canto
De la rana remota en la campaña
La luciérnaga erraba entre los setos
Y los canteros y al viento susurraban
Las sendas perfumadas y los cipreses
Allá en el bosque y bajo el patrio techo
Se oían voces alternas y las tranquilas
Tareas domésticas. Y qué pensar inmenso,
Qué dulces sueños me inspiró la vista
De aquel mar lejano, esos montes azules
Que desde acá entreveo y cruzar un día
Yo pensaba. Arcanos mundos, arcana
Felicidad fingiendo en el vivir mío
Ignaro de mi hado y cuántas veces
Ésta, mi vida dolorosa e inerte
Mi voluntad con muerte habría trocado.

Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837)

Le ricordanze

Vaghe stelle dell’Orsa, io non credea
Tornare ancor per uso a contemplarvi
Sul paterno giardino scintillanti,
E ragionar con voi dalle finestre
Di questo albergo ove abitai fanciullo,
E delle gioie mie vidi la fine.
Quante immagini un tempo, e quante fole
Creommi nel pensier l’aspetto vostro
E delle luci a voi compagne! allora
Che, tacito, seduto in verde zolla,
Delle sere io solea passar gran parte
Mirando il cielo, ed ascoltando il canto
Della rana rimota alla campagna!
E la lucciola errava appo le siepi
E in su l’aiuole, susurrando al vento
I viali odorati, ed i cipressi
Là nella selva; e sotto al patrio tetto
Sonavan voci alterne, e le tranquille
Opre de’ servi. E che pensieri immensi,
Che dolci sogni mi spirò la vista
Di quel lontano mar, quei monti azzurri,
Che di qua scopro, e che varcare un giorno
Io mi pensava, arcani mondi, arcana
Felicità fingendo al viver mio!
Ignaro del mio fato, e quante volte
Questa mia vita dolorosa e nuda
Volentier con la morte avrei cangiato.