domingo, 31 de enero de 2021



 La nueva marginación. 

La marginación digital. La necesaria migración del sistema central de educación al a,viente digital e incluso de los trámites oficiales y el comercio, hizo evidente lo que ya se conocía la brecha digital. Pero en un proceso que comenzó antes, en la lógica capitalista de generar necesidades, ofrecer servicios gratuitos, y luego cobrar todo. La migración de contenidos de calidad o adictivos (como los deportes) , o de información de calidad de la televisión abierta a la televisión por paga que se inició con los sistemas de cable, se profundizó con la dispersión en plataformas de streaming digital. El sistema de cultura mediática original: periódicos, radio y luego televisión al mismo tiempo que manipulaban, generaban integración de “comunidades imaginarias” más allá del sistema escolar y las religiones. Se convirtieron en los medios modernos de integración social y sobre todo socialización. El no manejar narrativas, contenidos y formas de estos, marginaba al quien no lo hacía. El mismo efecto parece estar sucediendo dentro de la sociedad digitalizada con quienes deciden no comprar o piratear streamings, no tienen tema de conversación sino han visto las series de moda. Interesante como el consumismo castiga con el ostracismo a quien no se somete. Y el agente ejecutor del castigo o la cohesión no es sino el mismo grupo íntimo y cotidiano de la persona.

domingo, 24 de enero de 2021

 



En las épocas de silencio uno creería que no se oye nada.

Sin embargo, claramente se escuchan, uno por uno, como aparecen nuevos silencios que se sobreponen. Se acumulan.

Al final es necesario un esfuerzo de memoria para recordar porque se guardaba silencio desde el inicio. Cuál había sido la razón para el primer silencio, el silencio que abarca, aloja y enmarca a los nuevos silencios.

Al mismo tiempo, poco a poco, parecen quedar menos cosas en las que fijar la mirada,

de pronto hay demasiado espacio para mirar.

Es como despertar al frío del amanecer y encontrar que los demás han desmantelado el campamento y

preguntarse que hace uno ahí escuchando meramente la propia respiración,

con un embotamiento como el que queda después de un festival.

Sabe uno que algo grande aconteció sólo porque ahora no pasa nada, se reconoce el vacío que dejó.

No es una mera sensación, es real, no hay nada que escuchar y sin embargo, los silencios son nítidos, 

 transparentes, apareciendo, pero al mismo tiempo, indiferenciándose, fluyendo como una corriente.

Queda claro que cada persona es una red, un tinglado, sentidos, afectos, relaciones, otras personas,

lugares, espacios, cosas,

y al irse, jala el punto central de un tejido y deshilvana  las tramas, no queda apenas 

sino el espacio de silencio donde estaba todo lo que la rodeaba.

No hay duda. El silencio, como la obscuridad. Nos alcanza a todos.