miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Becas de “Sistemas Nacionales” como subsidio para destruir la producción intelectual?.


En la estrategia de transición neoliberal se tienen perfectamente contemplados los gastos de “subsidios de transición”. Son aquellos subsidios a fondo perdido que en plazos medianos, 10-15 años o más van a paliar el acomodo de un sector de la población en una actividad distinta a la actual por los cambios en los mercados. Estos cambios están dictados sobre todo por lo que hemos dado en llamar globalización que en los hechos se ha traducido en un proceso de apertura de mercados nacionales e integración de espacios económicos unitarios mayores a los nacionales en donde ya no se trata de que en cada unidad local o nacional se produzcan todos los satisfactores necesarios para la vida social, sino que estas actividades se concentren ahí donde supuestamente se pueden desarrollar mejor de manera “natural” de acuerdo a una mayor facilidad o concentración de factores que bajen costos y eficienticen la producción. Es el proceso de localización o “allocation”, que supuestamente se da dentro de un esquema “natural” de la economía, pero que en realidad tiene muchísimo de artificial, y la competencia para la producción de las cosas finalmente se da mediante el desarrollo de cualidades como de “el capital social”, una mayor capacitación o especialización de la mano de obra requerida, de una mayor facilidad de transportación mediante nuevas infraestructuras o vías de comunicación; mediante el aprovechamiento de clima, agua, etc. más adecuados para el tipo de producción de productos naturales; o mediante el desarrollo de elementos negativos para la calidad de vida local: competencia por bajar el costo de la mano de obra, desaparición de reglamentos de protección ambiental o de salubridad, incentivos financieros (o sea baja de impuestos, de la recaudación para pagar los costos de la infraestructura urbana de salubridad, seguridad, etc. local. Zygmunt Bauman dice que los capitalistas dejan de pagar su parte del costo de la producción de la vida social). Y finalmente, también, meramente por acuerdos políticos de las llamadas zonas especiales de producción o de “denominación de origen”, donde ciertos productos sólo serán comercializados y reconocidos si son producidos en algún área y de hecho o por violencia se destruye la producción de éstos en otras. Esto último se hizo en los 90’s en Europa al formalizarse la Comunidad Europea prohibiendo la siembra de frutas y de producción de vino, y hasta la crianza de toros de lidia fuera de las zonas pactadas. Se llegó al extremo de que formas de producción integradas de producción agropecuaria múltiple como la dehesa castellana, fueron destruidas por este pacto. Recordemos el gran movimiento de resistencia que hubo contra esto, de donde surgieron dirigentes como Josep Bové. A diferencia del caso del Tratado de Libre Comercio en el caso Europeo abiertamente se habló de créditos de compensación. El resultado de la integración agrícola europea fue la disminución del número de productores (expulsión de población del campo), aumento de tamaño de las unidades producción (concentración de la propiedad), aumento del valor total del producto (en términos financieros pero no cualitativos: concentración de la riqueza y mayores impactos ambientales del monocultivo y la agricultura industrializada). Otra diferencia clave de la integración europea respecto a la del TLC es que ahí se abrieron las fronteras internas del nuevo espacio para que el factor económico humano, la población buscara su relocalización, como dice la ideología económica neoliberal, “ahí donde fuera más productiva”.
En ambas formas de integración se apuntó a destruir la economía campesina, en el TLC se pactó que sólo se produciría maíz en el noreste del país (Sinaloa) y el resto en los llanos centrales de Estados Unidos, y México tendría que comprar éste a cambio del petróleo crudo, fruta y los ingresos por turismo que produciría ahora el Sureste del país que dejaría de sembrar maíz. En este caso, fue transparente que el PROCAMPO era un subsidio de transición para la salida del mercado de los millones de pequeños productores de maíz del Sur-Sureste de México. La gran diferencia es que no se abrieron al tránsito humano las fronteras internas del TLC, y menos ante la semiintegración desde América Central, o lo que Estados Unidos llama Mesoamérica: El Sureste más Centroamérica: Plan Puebla Panamá. (Uno de los grandes defectos de este arreglo es que la producción de los llanos centrales de EU está basada en la extracción de agua subterránea del gran acuífero subterráneo de Ogallala cuya duración a la tasa de explotación actual se calcula que tiene un límite de 30 años, mientras la producción campesina de maíz tiene cuando menos 10 mil años en las mismas zonas y sin riego ni extracción de agua subterránea).
El PRONASOL (luego Oportunidades, etc.) igualmente tiene el mismo sentido en una forma más amplia. Por eso inicialmente como bajó del Banco Mundial buscaba la conversión de campesinos y gente pobre en general en pequeños empresarios individuales y colectivos. Luego, manejado por el ala de excomunistas del gobierno de Salinas de Gortari, se mexicanizó al convertirse en gasto clientelar para las elecciones. (es interesante como un sector de estos excomunistas sería usado para negociar/contener a los neozapatistas, con quienes estaban particularmente enojados por haberles descompuesto el formato de neocampesinismo y neoindigenismo ejemplificado por la Unión de Uniones de Chiapas).
Los Sistemas Nacionales de Creadores y de Investigadores son del mismo tiempo y el mismo diseño: destrucción y baja de inversión en instituciones nacionales, que a su vez, tanto artísticas como académico-científicas pierden su autonomía junto con el presupuesto, y pasan a ser dirigidas mediante la centralización de evaluaciones como forma de aprobar montos presupuestales: si se apegan a los programas de las nuevas instituciones centrales y cumplen con sus metas hay presupuesto, sino no. Es el caso muy notorio de los posgrados de calidad por ejemplo. Y se reforzaría con mecanismos como el CENEVAL, y en educación primaria con la prueba ENLACE, etc., donde los contenidos de lo que deben de aprender los niños se deciden en la OCDE.
Y en ese mismo tiempo y con ese mismo espíritu se crean las becas de ambos sistemas donde la relación es directa entre la institución centralizadora y el individuo, pasando por encima de la propia institución de adscripción directa. En todos los casos, tanto para la producción material como la intelectual esto ha ocurrido como un proceso de negociación, resistencia y lucha donde se han aportado tanto factores positivos como negativos, y donde ocurren cosas buenas y malas, pero el problema es si finalmente, al ser un fondo compensatorio, el objetivo final no es, así, como en el caso del maíz, la eliminación de la producción intelectual y artística, para que ésta sólo se produzca en el país central del sistema del TLC, o –en el mejor de los casos- en las ciudades centrales o globales del sistema, esperando que alguna mexicana quede en esta calidad. (Las cosas positivas son las que efectivamente avanzan en lo que se ha llamado mejoramiento del capital social y que generan elementos para mejor sobrevivir a la situación actual, las negativas las que efectivamente producen el efecto de fondo de liquidación).
O sea que la cuestión es si además de la muy mexicana función de generación de dependencia, clientelismo y premiación de mediocridad, simulación y abierta corrupción que has señalado para el caso de las becas del Sistema Nacional de Creadores, y que lo mismo ocurre en el de Investigadores, finalmente no se trata de que en el mediano plazo desaparezca la producción intelectual. En el caso del de Investigadores se ha señalado mucho como la presión y tipo de evaluación que impone el SNI, que ya es el mayor referente de actuación que tenemos los científicos naturales y sociales, provoca que se pierda originalidad, profundidad y calidad en la investigación en aras de cumplir con los criterios cuantitativos de publicar a como dé lugar, y como termina premiando o al menos encubriendo a simuladores o practicantes de actos poco éticos como abusos cometidos con estudiantes; pero más allá de eso, como en el caso del PRONASOL, ¿No será también un muy inteligente medio para acabar con la actividad intelectual del país sacando de manera ordenada y progresiva a la gente de la actividad por un lado, y por otro bajando la originalidad y calidad de la misma, que en este caso significa incapacitarnos para entender nuestra situación y generar alternativas propias tanto tecnológicas como morales y políticas?
En este sentido, ¿qué estaría pasando con las becas de creadores y la producción artística mexicana?

sábado, 27 de agosto de 2011

Un cigarrito en lugar público: La "politicización" del movimiento de Sicilia, ¿callejón sin salida?


¿Quién enciende un cigarro en un lugar público comete un acto de rebeldía que reivindica a una minoría explotada, o impone un capricho al resto de los participantes de la reunión? En un acto o actitud que aplaudiría un tabaquista autodeclarado obradorista como es Octavio Rodríguez Araujo, durante el diálogo en el Castillo de Chapultepec entre el presidente y la Red por la Paz con Justicia con Dignidad, Javier Sicilia preguntó de manera retadora si podía encender un cigarro sabiendo que en el Distrito Federal está prohibido fumar en lugares públicos cerrados, y siendo él el único que fumaría entre alrededor de 100 personas. Al ser una ley impulsada y aplicada por dos gobiernos perredistas del Distrito Federal, el guiño compartido con Felipe Calderón al encender el cigarro pudo leerse también como un reto a un tipo de gobierno en particular pero eso no es lo más importante.
Rodríguez Araujo directamente ha denunciado esta prohibición como una imposición contra la libertad individual, y sin argumentación clínica o científica niega la teoría del mayor daño contra el fumador pasivo que sin ser consultado tiene que inhalar las sustancias contaminantes emitidas por el fumador. Aquí lo importante es el problema de una concepción asimétrica y atomista o aislacionista de la libertad individual frente a una noción de corresponsabilidad o de inclusión del otro en nuestros juicios y acciones, como promovería el filósofo Emmanuel Levinas. Es muy sencillo, por supuesto que la libertad individual es que cada quien se haga responsable de sí mismo incluyendo el hecho de correr los riesgos de salud que sus gustos conlleven. Pero otra cosa muy distinta es imponerle a los asistentes correr riesgos de salud que no están dispuestos a correr. Es el caso típico de que la libertad se limita donde afecta a terceros. No hay contradicción por ejemplo en promover la liberación del consumo de las sustancias judicialmente consideradas drogas por decisión del gobierno de los Estados Unidos a inicios del siglo XX con limitar su consumo en espacios abiertos o destinados a lo mismo donde los asistentes saben que van a eso. ¿Qué no es lo que se hace con el alcohol que provoca directa e indirectamente más muertes por violencia y enfermedad que la cocaína y la marihuana juntas? Y por supuesto superando la nunca demostrada relación directa entre consumo de drogas y delincuencia. Por ejemplo, si el consumo de cocaína provocara directamente conductas violentas o ilícitas, la mayor parte de los altos ejecutivos de las empresas trasnacionales, las caras públicas de los medios electrónicos de comunicación, comenzando por los lectores de noticias mal llamados periodistas, y de los artistas por no mencionar a los políticos, cometerían actos criminales. En los hechos vivimos en una sociedad asimétrica donde estas personas son premiadas por lo que hacen cuando están bajo la influencia de las drogas, mientras los ciudadanos de a pie son encarcelados por consumirlas.
Quien enciende un cigarro en un lugar público cerrado pretende hacer una acto de rebeldía individual, pero, en realidad, como un adolescente buscando atención, está imponiendo una situación, su prioridad, su situación personal, a una mayoría inconsulta. Es un gesto, una anécdota, pero que tiene su significación sobre todo, cuando dentro de la propia explicación explícita de la perspectiva y metodología del Movimiento de acuerdo con su propio líder, los gestos de acercamiento personal tienen sentido, incluyendo en esto actos que llaman la atención por ser poco habituales en la cultura mexicana como son los besos entre hombres adultos desconocidos (aunque recordemos que en el viejo régimen priísta se desarrolló una verdadera semiología para interpretar los saludos de los políticos). Podríamos, no sería difícil, y lo hizo la filósofa Inkram Antaki, rastrear esta actitud de imponer los caprichos personales como reivindicaciones sociales a una actitud y conducta habitual de los intelectuales mexicanos y en general de lo que los mexicanos llamamos clase media.
Pero lo central es por un lado la calidad de la relación que se establece y como se establece entre las diversas personas y el criterio de inclusividad que recogemos de Levinas (pensar al otro al formular nuestro enunciado, calidad de pensamiento que Carlos Lenkersdorf encontró incluso en el habla Tojolobal, donde se diferencia una acción que sólo incluye al enunciante de aquella que incluye al escucha) tanto en los ámbitos políticos íntimos de las organizaciones o colectivos, como en el abierto de lo público que hoy es mediado precisamente por los medios de comunicación. Y por otro lado, la definición del espacio, dimensión y objetivos de un movimiento que se autodefine como “ciudadano”.
En esto, en una sociedad donde no hay acciones, donde ni en lo privado ni en lo público se formulan planteamientos democráticos, no podemos plantear pruritos de democratismo. Es un hecho abierto y claro que dentro de nuestros partidos políticos la toma de decisiones y selección de líderes o candidatos no se hace mediante procesos democráticos (que pueden ser electorales o no), y que cuando se ha tratado de hacer mediante procesos electorales, la enorme experiencia acumulada socialmente de cómo torcer y simular estos procesos los han inutilizado. Pero aún en movimientos emergentes alternativos como el de López Obrador, hemos visto esas enormes asambleas públicas a plaza llena donde en realidad las masas sólo aprueban lo que el líder propone, aunque al mismo tiempo como funcionario público se atrevió a llamar a plebiscitos para la posible revocación de su mandato. En el caso de Sicilia vimos el asombroso espectáculo de cómo la masa de un zócalo lleno de gente que llego sin ninguna clase de cohersión, condicionamiento o expectativa, pedía la renuncia del presidente, y el líder la cambió, como explicaría después, por una solicitud de renuncia del encargado de la guerra que el movimiento denuncia como ilegal, inhumana y fracasada, para encausar el esfuerzo (después también dejaría de lado esta petición). Ambos movimientos se parecen asombrosamente en dos hechos: una persona que era un igual entre todos se convirtió en una persona a la que la gente popular busca “tocar” como si estuviera investido de medievales poderes taumatúrgicos, y ambos, en los hechos, y a veces explícitamente, son definidos tanto por seguidores como por antagonistas, en el buen y en el mal sentido de la palabra, como “profetas” . Y después en Ciudad Juárez, luego de anunciar en el zócalo del D.F. que luego de mesas de discusión en la segunda ciudad se firmaría el Pacto resultante, diría, terminadas las mesas, que el Pacto era el documento leído en el D.F. sin ninguna vinculación con los resultados de las Mesas de discusión terminadas en Juárez por los miembros de la Red. En ambos casos, y esto es lo que interesa en este texto, las masas de los seguidores se enteran de los objetivos y las acciones del movimiento no participando en su decisión, sino mediante una comunicación del líder en un acto público y su función queda reducida a darle cuerpo, masa, volumen a las demostraciones públicas. Esto da la impresión pública, como han sido acusados ambos líderes, de ser “ocurrencias”. De otra manera se interpreta que existe un grupo cercano no públicamente presentado que participa en las deliberaciones cerradas donde se toman decisiones.
Finalmente, mientras el movimiento autodenominado Morena siempre se ha asumido como un movimiento ciudadano dirigido a actuar en el nivel político electoral. Hasta la publicación de una carta en Proceso del 24 de julio, el “Movimiento de Sicilia” se ha manifestado siempre en contra de la “partidocracia”, los políticos e incluso contra los procesos parlamentarios, responsabilizando a todos directamente de la situación actual de violencia por acción y omisión. Esta manifestación anti “política” incluyó una irrupción en la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados dirigida por el él junto con lo que se presentó, no como parte de la Red para la Paz con Justicia y Dignidad (nombre inicial del movimiento) sino un grupo de “twitteros” y algunos miembros de un ONG de defensa del consumidor que han sido miembros de la Red desde el inicio. El objetivo de esta irrupción, ilustrada con grandes relojes que le mostraban a los diputados, era que exigirles que aprobaran sin dilación, sin discusión y sin modificaciones la “Reforma Política” que les había enviado el presidente Calderón. Dicha iniciativa incluye la propuesta de aprobar las candidaturas ciudadanas, pero al mismo tiempo la reelección directa de diputados y de presidentes municipales, y excluye propuestas iniciales del Movimiento, como son la revocación del mandato y el referéndum y el plebiscito popular entre otras . Y un detalle importante y nada menor, Sicilia en la carta justifica su prisa en la aprobación de la Reforma Electoral (mal llamada política) tal como está para actuar frente a las elecciones del 2006, para evitar que sean la de la ignominia, pero olvida, que de aprobarse tales leyes, por reglamentación constitucional, no aplicarían para el 2012 sino hasta el 2016. El viernes 29 en entrevista televisiva, el Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdéz se encargó de recordárselo a los diputados, y luego pasó algo cuando menos sorprendente sino extraño: al día siguiente el subsecretario de Enlace Legislativo de la Secretaría de Gobernación hizo una declaración interpretando las razones y objetivos del Movimiento, contradiciendo lo expresado por Sicilia en la carta:
“El Movimiento de Sicilia no está pensando en la reforma política con la calentura del 2012 o con la prisa de tener los dedos en la puerta. Sentimos que su planteamiento es de fondo y eso le quita presión al tema”. (La Jornada, 31 de julio, p.6).
Hasta ese momento dominaba la idea de que el “Movimiento de Sicilia” era un movimiento ciudadano cuyo principal objetivo es acabar con el terror de la violencia y las condiciones que lo han impuesto, y hacer justicia a las víctimas de la misma, y se ha supuesto que sus acciones son todas aquellas necesarias para lograr estos objetivos. Por eso la amplitud de los 6 puntos originales del Pacto y la necesidad de las Mesas de Discusión de Juárez para concretizar los pasos de esos puntos y establecer acuerdos de acción por parte de los participantes. Junto con la justa indignación ante la impunidad de la violencia vivida; esa ha sido una de las bases del amplísimo consenso que ha logrado el movimiento y que sostiene a la Red. La carta de René Sánchez Galindo a la que responde en esta ocasión responde Sicilia incide en la discusión de esta temática señalándole a Sicilia que no podrán lograrse los objetivos si no se atacan las causas y formas de lo que se ha llamado la “violencia estructural” y se desplaza a sus operarios. No es la única diferenciación o desmarque respecto al “Movimiento de Sicilia” que se da esa semana: organizaciones afines a la Red como son las ONGs de derechos humanos dedicadas algunas desde hace 20 años a proteger migrantes, en lugar de esperar la realización de la Caravana del Sur y darle mucha fuerza, realizaron su propia Marcha de Acompañamiento de Migrantes Paso a Paso por la Paz, siguiendo los trayectos y subiendo a los trenes al mismo tiempo en Chiapas y Tabasco, pero claramente carecieron de la masiva cobertura mediática que goza cada acción donde participa Javier Sicilia, y siendo hostigada al grado de que la Policía del municipio de Puebla detuvo durante una hora al padre Alejandro Solalinde con el pretexto de las armas que portaban sus escoltas (La Jornada, 1 de agosto, 2011).
En el sentido de movimiento ciudadano bien podría pensarse en mantener una acción, vigilancia y exigencia sobre los políticos y procesos políticos, pero construyendo un nivel institucional o no de acciones ciudadanas. En un inicio claramente se dijo que el objetivo era organizar a la sociedad civil y construir los elementos para hacer eficaz su acción. Sin embargo, en la carta mencionada y en un nuevo artículo publicado en Proceso el domingo 31 de julio, Javier Sicilia explícitamente compromete al Movimiento con una acción a nivel electoral: la construcción de una candidatura ciudadana de unidad, de la que explícitamente en la carta, además excluye la posibilidad que sea la de su “sombra”, el otro practicante de las movilizaciones pacifistas y de la resistencia civil, Andrés Manuel López Obrador (Javier abre la carta mencionada evocando a Morena y Andrés con relación a los argumentos que le propone René Sánchez Galindo). Aunque en el artículo cambia la propuesta y la presenta como una petición a los partidos políticos de que “renuncien a su competencia política” y que “junto con los ciudadanos busquen un candidato moral de unidad nacional y creen una agenda cuyos principios básicos sean el saneamiento de las instituciones”.
Sicilia justifica la propuesta en la carta diciendo que de no contarse con una candidatura ciudadana las cosas no van a cambiar porque seguiría rigiendo el mismo sistema, y afirmando que la candidatura de López Obrador no es de unidad nacional. Mientras que en la carta lo justifica por la emergencia nacional y que en la actual situación nadie podrá gobernar. La pregunta es si al descarrilar el movimiento de la acción política ciudadana e involucrarlo en una propuesta electoral no entra el movimiento en un callejón sin salida que en realidad corta el proceso de construcción de organizaciones ciudadanas autónomas.
La carta tiene, en mi opinión, el problema de presentar una situación con sólo dos opciones excluyentes para la gente que quiere cambiar las cosas en el país, o se vota por López Obrador, lo cual para Sicilia es un error que no va a cambiar nada, o se construye una candidatura ciudadana de unidad nacional. La realidad es que las opciones son más amplias, por ejemplo, entre otras combinaciones posibles, la de voto en blanco y que se cuente para mostrar electoralmente el rechazo a todos los políticos y hacerlos reaccionar, de manera semejante al ¡Que se vayan todos! de los argentinos, que al menos mejoró la situación allá. Y sobre todo mi preocupación es que si el López Obradorismo, que comenzó, sobre todo en Tabasco, apoyado y basado en organizaciones ciudadanas, terminó llevando a éstas y sus cuadros preparados a jugarse todo por lo electoral destruyéndolas y sin dedicar tiempo, espacio y esfuerzo a preparar y generar nuevos tipos de ciudadanos y líderes políticos, el “Sicilianismo”, corre el riesgo de hacer lo mismo pero en tiempos más rápidos. Y por otro lado, que caso tiene ir a elecciones con candidato y con ilusiones si se presenta un panorama de organización electoral tan arreglado y corrupto como el de 2006. Además, ¿por qué jugarse todo al cambio de una ley que sólo tendrá aplicación hasta el 2016 (en la carta), o volviendo a dejar la iniciativa a los partidos (en el artículo)? El propio López Obrador no planteó jugarse todo a el reconocimiento a su triunfo electoral en 2006 sino que siguió el camino de la resistencia ciudadana y la protesta pacífica y se ha dedicado a construir un movimiento ciudadano, este sí, como decíamos, claramente definido como político y con sentido electoral (por no mencionar que en Tabasco en 1991 y 1994 en situaciones semejantes organizó sendas caminatas al D.F. llamadas “Éxodos por la Democracia”. Recordemos que se ha buscado presentar a López Obrador como violento cuando sus métodos de lucha han sido exactamente los preescritos por Gandhi: el plantón, el bloqueo, y las marchas).
El voto en blanco mayoritario y con un movimiento social que obligue a contarlo llevaría, en cambio a una crisis de legitimidad que obligaría a replantear el sistema político frente a un escenario de mera derrota electoral, incluso con fraude, de una candidatura ciudadana de unión nacional que legitimaría al nuevo presidente prianista. Candidatura que, además, sólo se podría presentar dentro de los cauces legales, incluso aprobando hoy la Reforma Electoral (mal llamada Política), en 2016. Y llama la atención que en sentido contrario a la propuesta de Sicilia, el experto en estudios de violencia Eduardo Buscaglia insista en la formación de redes sociales permanentes que incluyan a todas las organizaciones no gubernamentales del país y de lograr una revolución social pacífica, o un verdadero movimiento social (en el sentido amplio del concepto), como únicas formas de frenar la violencia. Insistiendo en la vigilancia, seguimiento, publicidad y control que éstas organizaciones pueden ejercer desde el nivel local (La Jornada, 31 de julio, 2011).
La segunda pregunta evidente es que parece que existen dos cosas diferentes: el “Movimiento de Sicilia” (en las mamparas del Castillo de Chapultepec lo oficializan como “Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”) y la Red por la Paz con Justicia y Dignidad que caminan paralelamente con respeto (como en los hechos lo ha demostrado que se realicen dos Caravanas promigrantes diferentes o que en Cuernavaca se hable de la separación de funciones entre “activistas” y “dialogantes”), pero –como se demostró cuando Sicilia en un discurso desechó como inútiles las conclusiones de las mesas de discusión de la Caravana al Norte- sin un diálogo entre ambas. Al principio la Red, con su increíble convocatoria y funcionalidad sin estructura jerárquica, su evidente multiclasismo y su masiva presencia en calles, plazas y carreteras parecía el espejo mexicano del M-15 Español, que lo mismo evita desalojos de gente que no puede pagar las rentas exageradas, que defiende a inmigrantes a punto de ser detenidos para su deportación y protesta contra los recortes presupuestales que se hacen para pagar las pérdidas de las agencias financieras que provocaron la crisis del 2008 y que se opusieron a las elecciones para denostar la corrupción del sistema político español y que no tiene una cabeza jerárquica, es multilocal, diverso y simultáneo .
Como se ha demostrado en los diálogos el Movimiento sigue siendo una expresión diversa y plural de numerosos afectados que expresan diferentes niveles y dimensiones de la problemática nacional aunque el presidente y sus funcionarios sólo escuchan y responden a Sicilia tratando de focalizar y reducir todo a un proceso manejable y asimilable a una función burocrática como ocurrió con los anteriores movimientos ciudadanos contra la violencia como el de Fernando Martí y el de México Unido contra la Violencia. Los 6 puntos del Pacto presentado en el Zócalo (aún cuando no sepamos porque llamarlo Pacto porque fue un documento no consensado públicamente por varias partes) aun habiendo tirado a la basura las conclusiones de las mesas de Ciudad Juárez, contienen los elementos suficientes para impulsar un cambio de fondo que permita detener efectivamente la violencia y reconstruir la vida nacional.
Es decir, que sigue existiendo un impulso sano y vital para lograr los objetivos que han logrado la amplia convocatoria nacional, pero el Movimiento hoy corre el riesgo de reducirse meramente a lo que los medios de comunicación llaman el Movimiento de Sicilia y continuar en éstos una existencia privilegiada igual sin estructura pero con una única cabeza y una identidad uniclasista.
Ya durante el último día de la caminata de Cuernavaca a México se había presentado una situación curiosa. En algún lugar del eje central aparecieron para sumarse a la marcha algunos parientes de Javier Sicilia. Con la idea de que todos los deudos de víctimas debían de estar en el primer grupo y protegerlos, se había formado una valla de jóvenes voluntarios que habían recibido la orden de no detenerse y no abrir sino para el saludo a las organizaciones que saludaban o se sumaban a la caminata. Reconociendo a los parientes de Javier, los amigos de Javier que coordinaban la descubierta reaccionaron automáticamente con la compasión que ha guiado todas las acciones de la Red y pidieron que se detuviera la marcha y abriera la valla. Mucha de la gente de Cuernavaca había asumido de manera espontánea por la indignación y simpatía o cercanía de Javier la participación en la Caminata y las Marchas como un ponerse al servicio de los deudos de las víctimas, con una actitud de ejercer un servicio de obediencia solidaria y voluntaria acrítica. Pero esa actitud no alcanza para la sociedad abierta que se sintió igualmente implicada, la relación más allá del círculo próximo forzosamente es política y por tanto tiene que definirse. Contrariados por la contraorden, los jovencitos se resistieron con un argumento que sorprendió y confundió a los amigos de Javier: “¿Qué?, ¿es el movimiento particular de Javier? ¿Es un movimiento de privilegiados?”. Se les convenció fácilmente con el argumento de que los deudos tenían prioridad, pero la pregunta quedó en el aire con una cuestión muy interesante: Una nueva problematización entre lo público y lo privado planteada ahora en el ámbito de los movimientos ciudadanos. Y que manifestaba que el Movimiento reproducía a su interior la exclusión social y la jerarquización clasista del exterior. Una cuestión que no puede resolverse con ninguna frase que comience con un “yo” o un “mi” como quiso justificar Javier en otra carta a Proceso el uso de medios y símbolos religiosos en un país que conoce de guerras por esas cuestiones.
Los problemas y la horrible situación: el terror impuesto y sus operarios siguen ahí frente a nosotros funcionando impávidos. Los objetivos y las causas siguen igualmente siendo justas y pertinentes. El reto y la responsabilidad es más grande que nosotros y eso nos obliga a poner atención en lo que se construye y como se construye.

El Doctor Urbano 1

A veces pienso que soy todavía aquel niño que pasó enormes horas mirando con gran diversión la calle, la gente y los coches pasar. Todavía escucho a la señora que limpia la casa llevar largas conversaciones con otras mujeres recorriendo la vida de otras gentes. Siempre es presente. Y siempre cada momento es igual a cada momento. Pero la gente ha cambiado, y si no contara con espejos, y gracias a la salud que no me lo recuerda, o al revés, a que siempre he tenido mala salud, no siento el paso de los años en mí. Incluso el apodo que con el que me conocen no ha cambiado con el paso de las años ni el cambio de las condiciones. Aunque hay condiciones que no han cambiado y que quizás tengan mucho que ver con las condiciones que me permiten seguir viendo la vida de los demás como si fuera ese niño atrapado en huecos inútiles de tiempo: entonces a los niños nos sobraba el tiempo: nos aburríamos y nadie se angustiaba con ello, estaba incluido en el ser niño. Pero no puedo dejar de ver que tengo una diferencia a favor con la gente que me rodea: el enorme esfuerzo con que viven su vida: como dedican todo o casi todo su tiempo a sostener el aparataje de ser ellos mismos, sin importar su condición económica o situación. Tanto esfuerzo. Y luego, algunos cuando envejecen y se quedan sin que hacer vuelven a esa situación de silencio y observación, aburrimiento y la odian. Quizás sea por ser la ciudad porque he conocido muchos viejos en el campo a los que no les pasa eso. Pero en la ciudad. Y tiene todo que ver con esto, con el esfuerzo y con envejecer, y con las ideas que nos hacemos. Me asombro de como de pronto me deja de importar todo y al revés me genero estos espacios de vacio sólo para dejarme dominar por el asombro...y también para llegar a la conclusión de la inutilidad de los esfuerzos y los años ahora que me llevan a poder con elementos, casos, historias, nombres, decir, lo he visto. Es como ese eterno presente de la calle que lo mismo, algo que me sorprendía de joven, puede ocultar inmediatamente la más grande tragedia o trifulca ocurrida apenas la noche anterior, lo que permitía que los vándalos al día siguiente pudiéramos cruzar miradas amenazadoras pero divertidas al día siguiente en la parada del camión o tomando un refresco, comprando en la farmacia o en la papelería; y ese clima, esa extraña tranquilidad con o sin tráfico, ese ambiente de paredes y calle, a veces incluso el sonido del aire en el follaje de los árboles que nos permiten sentir un momento absolutamente semejante a millones de momentos así...pero la gente se ha ido, ha cambiado...y nada ha cambiado, aunque sea fácil demostrar que todo es peor y antes los jóvenes éramos optimistas y ahora parece que ni siquiera ellos. Las personas que eran parte integral del paisaje de las paredes, las puertas, los letreros se van convirtiendo en historias. Las personas del buenos días, un día desaparecen y su personaje agarra la profundidad de la historia del pariente o amigo al que le toca contar su historia, decir que no siempre fue así, que tuvo mejores tiempos, que fue divertido o abusivo, que gozaba, que le gustaba a todos o no, que tuvo otra vida más allá de esa larga época sin tiempo ni edad, esos largos años en que la gente llega a eso que llaman madurez y parece no cambiar más: "los años no pasan por tal o cual". Que coinciden en mucho con el ser padres, con la edad de la responsabilidad, con un esfuerzo tanto económico como de imagen, como moral sostenido, frente a los vecinos, la ciudad, la gente, y ahora, apenas me doy cuenta, los hijos, quizá sobre todo los hijos. Largos años son, largos años parecen, largos años se ven. Y ahora que yo también los vivo apenas me doy cuenta de ellos, porque sólo los veo en otros, y sólo hago conciencia de ello cuando alguno de pronto pasa a ser anciano, se incapacita, o de pronto muere. Y gracias a las funerarias, ahora se muere en silencio, como con pena. Apenas la tradición religiosa de las señoras con sus velaciones públicas y sus rosarios hacen públicos algunos casos. ¡Ah! murió fulanito o tal o cual, bueno. Y, me pregunto ahora apenas por la falta de racionalidad con la que automáticamente, al hacer recuento, al informarnos, siempre le buscamos la justicia o la injusticia al caso. Quizás infectados por el espíritu contable del capitalismo buscamos siempre el balance: casa, hijos, fama pública, satisfacciones, etc. Un ejercicio compartido inevitable y automático en cada conversación. Y además, de pronto, en el velorio, nos reconocemos, aquellos que éramos irresponsables y despreocupados, viejos, haciéndonos cargo de los ancianos y sus muertes.