martes, 29 de mayo de 2012

Reflexiones para un Nuevo Centro de Investigación en Tabasco

“La técnica traicionó a la humanidad e hizo del lecho nupcial un mar de sangre”.
                                                                                 Walter Benjamin.

“El conocimiento se ve desbordado por la rapidez de los cambios contemporáneos y por la complejidad propia de la globalización. Se dan innumerables inter-retro-acciones entre procesos extremadamente diversos (económicos, ecológicos, sociales, demográficos, políticos, ideológicos, religiosos, etc.).
Finalmente, nosotros, los habitantes del mundo… occidentalizado, sufrimos … dos tipos de carencias cognitivas:
-la ceguera propia de un modo de conocimiento que, al compartimentar los saberes, desintegra los problemas fundamentales y globales que exigen un conocimiento interdisciplinar;

-el occidentalocentrismo, que nos coloca en trono de la racionalidad y nos da la ilusión de poseer lo universal.
Por lo tanto, no es sólo nuestra ignorancia, también es nuestro conocimiento lo que nos ciega.
            Edgar Morin. La Vía para el Futuro de la Humanidad.

“El propósito de la historia es mantener junto el tiempo, para que todos seamos hermanos y compañeros en la misma búsqueda y en la misma conquista del tiempo”.
                                   Osip Mandelstam.


Elementos para la Definición del Carácter de un Centro que produzca Conocimiento Pertinente a la Región.

            En la coyuntura reciente tanto organismos financieros internacionales, como corporaciones privadas internacionales y nacionales, los actuales poderes fácticos que rigen a nuestra sociedad, pusieron en duda la viabilidad del Estado de Tabasco. En el siglo pasado Tabasco pasó de ser un lugar de reto agonístico para la supervivencia a una región ejemplar del éxito del desarrollo, importante fuente de producción de riqueza, y finalmente a la posibilidad de desaparecer como región habitable. El principio básico e inexcusable que tiene que regir un nuevo centro de investigación científica instalado aquí es el de producir conocimiento pertinente para la sociedad regional, dar  explicaciones y respuestas para la supervivencia y el buen vivir a esta población. El Centro tiene que encontrar alternativas para las problemáticas económicas, ambientales y sociales de la región en un contexto de transición energética, recomposición económica regional, agotamiento de la infraestructura de protección, devastación ecológica, alta inseguridad ciudadana y mucha contaminación.

            Estos cuatro momentos de la historia se caracterizan por la manera en que se ha asumido la posibilidad de subsistir en y frente al particular medio ambiente local. Bolívar Echeverría[1] describió con exactitud la disyuntiva que en estos casos confronta todo grupo humano:

            “El primer modo de perseverar…comienza con un desafío que respeta la “subjetividad otra” de lo otro en la vigencia que esto otro mantiene al estar presente como fysis (natura) o creación perpetua; avanza por la afirmación del carácter contingente y aleatorio de la identidad del sujeto y de su cosmos en medio de lo otro. El segundo modo avanza por la anulación de la otredad de lo otro y su conversión en un “caos” o naturaleza salvaje por conquistar y domesticar; pasa por la afirmación del carácter absolutamente necesario de la identidad del sujeto y su cosmos y por la subordinación de la realidad de lo otro a esa necesidad. El primero se encamina a encontrar para el sujeto y su cosmos en lugar propio en medio de lo otro, mientras el segundo se dirige a someter lo otro al sujeto y a integrarlo dentro del cosmos” .[2]

            Para definir el reto de este nuevo centro de investigación tenemos que romper los límites de nuestra cultura local, la ideología “insular”, y vernos desde afuera. Tabasco se conoció a nivel mundial primero por una novela que expuso el drama del apasionamiento político en el trópico mexicano[3], luego por ser un lugar de riqueza petrolera y por ende de éxito de lo que llamamos desarrollo; pero al mismo tiempo porque ese éxito se tradujo en devastación ecológica y crisis social. La necesidad de estudiar casos como el de Tabasco, llevó a  generar el paradigma que hoy conocemos como “Desarrollo Sustentable”, justo para evitar que volviera a ocurrir lo que pasó aquí en los años 70[4]. En los términos expuestos arriba, a proponer avanzar en el primer modo de prevalecer revirtiendo los daños ocasionados por seguir el segundo. En el campo de la práctica técnica científica se señaló como el mayor error reducir el conocimiento de lo ambiental y lo social a meras estrategias de manipulación y control, pura ingeniería social y ambiental que nos llevaron al desastre actual que sólo podemos entender bajo el rubro teórico de “sociedad del riesgo”.

            En la respuesta al reto local esto se cristalizó en sendos estudios promovidos respectivamente por el Banco Interamericano de Desarrollo[5], el Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social[6] y el Centro de Ecodesarrollo[7].

            Estos 3 estudios coincidieron que para entender y promover la sustentabilidad regional eran imprescindible seguir 3 principios en el proceso de investigación:

-Complejidad.

-Interdisciplina.

-Procesualidad Espacial o Regionalización Pertinente a los procesos.

            La Complejidad parte de la idea de que no es posible entender ningún fenómeno relevante si no lo entendemos como un hecho procesual, determinado por múltiples condiciones de diferentes naturalezas y distintas escalas que se combinan de una manera específica en el caso dado. Luego entonces lo que más importa es lograr entender la combinación de sucesos, hechos, procesos y los niveles en que estos se dan y actúan para comprender el fenómeno concreto a estudiar. Esto implica una visión sistémica en tanto es necesario encontrar los límites y formas de interacción de los procesos diversos, pero no necesariamente su reducción a una lógica sistémica, por eso son complejos y dinámicos (no porque su comportamiento no sea lineal). Implica de manera relevante tanto respetar y tratar de conocer la diferencialidad específica tanto de cada hecho, conjunto de hechos y procesos sin reducir ninguno de estos a la lógica de uno sólo de ellos, sino entender los detalles precisos de la combinación, interacción, relación, conjunción o conflicto entre éstos, de de sus escalas. Supone además, por lo tanto, considerar dentro del campo de definición, construcción y acción de los procesos la intervención de la subjetividad humana tanto como acción como percepción cognitiva y proyectiva, y de manera muy principal la relación e intervención de sistemas de conocimiento y saberes, particularmente los de quienes participan en el proceso de conocimiento, es decir, los propios observadores u operadores del proceso inquisitivo.

            Sobre esta base, entonces, aisladas, las disciplinas de conocimiento especializado sólo pueden intervenir en momentos precisos del fenómeno, siendo necesario para la comprensión de cualquier fenómeno una visión superior externa a una sola disciplina ya sea mediante el desarrollo y acción de gente capacitada interdisciplinariamente, o a través de un proceso de cooperación multidisciplinaria que desemboque necesariamente en el conocimiento interdisciplinario, dado que la realidad no se rige por las distinciones disciplinarias de la academia. Normalmente, el proceso científico tradicional resulta altamente insatisfactorio o se convierte en una intervención destructiva de la diversidad de la realidad porque reduce su campo de visión a los elementos de una sola disciplina, o reduce los elementos de otro tipo de procesos a su propia regla, ejerciendo así violencia simbólica que en la acción se convierte en violencia a secas.

            Y en esta misma lógica es importante entender tanto los elementos del fenómeno que son determinados localmente, como aquellos que son determinados por procesos cuyos orígenes e incluso activadores u operadores pueden estar lejos tanto en el sentido geográfico como en el sentido temporal; o también que pueden estar lejos geográficamente pero ser inmediatos en el tiempo. Hay que comprender los fenómenos en sus escalas apropiadas, globales, internacionales, macrorregionales, nacionales, regionales, locales, etc. y en la combinación de escalas que los contextualizan.

            Los tres estudios como las muy importantes evaluaciones locales realizadas anteriormente por el Centro de Ecodesarrollo[8] compartieron otra conclusión de central importancia: gran parte del impacto ambiental negativo se debía a definir tanto la cobertura vegetal como el exceso relativo de agua como algo a eliminar. Frente a esto, como mínimo señalaron la necesidad de cambiar el paradigma mental, disciplinario y cultural hacia uno en que ambas cosas sean vistas, tratadas y manipuladas como un recurso, una riqueza y no como un obstáculo. Estos estudios señalan la enorme limitación que significó apostar a grandes obras centralizadas de infraestructura de eficacia temporal limitada contra una política más diseminada de acciones de conservación de tierras basadas en la intervención en pequeñas propiedades y niveles microlocales de control.

            Con esta base y los elementos específicos del caso tabasqueño que ennumeramos más abajo, podemos definir de entrada que un Centro que pretende generar conocimiento pertinente a la región deberá como mínimo:

-Organizarse en función de problemáticas y no de disciplinas.

-Trabajar mediante equipos ocupados en proyectos colectivos interdisciplinarios.

-Trabajar en acuerdo con redes de investigadores e investigaciones metarregionales e internacionales que le permitan tanto la actualización teórica como la contextualización adecuada de los fenómenos estudiados.

-Partir en la definición de sus proyectos de una perspectiva de regionalización adecuada a los procesos que determinan el fenómeno o caso a estudiar.

-Plantearse como tarea central generar un nuevo paradigma de comprensión y acción donde la cobertura vegetal y el agua sean vistos y aprovechados como recursos.

            Para lograr su objetivo el Centro deberá también tener dos características contextuales imprescindibles para su actividad: una autonomía total respecto a las instituciones y personalidades políticas y empresariales y generar espacios, círculos y redes sociales locales de deliberación intelectual. Ningún centro de investigación puede generar conocimiento trascendente si no se apoya en un ambiente social externo de deliberación e intercambio intelectual.

           

Elementos Constitutivos del Caso Tabasco:

1).- La problemática regional está determinada por la configuración de una situación debida principalmente a la intervención y acción tecnológica en sus procesos ambientales y sociales determinada por una forma particular de inserción en la división internacional del trabajo que a partir de los años 50 lo incluyó como un espacio subordinado a nivel nacional e internacional.

2).- La situación específica de Tabasco comenzó a configurarse primero por la política seguida tras la segunda guerra mundial que por un lado implicó lo que en su forma sería lo que conocemos hoy como desarrollismo, y en relación a su dinámica espacial produjo la incorporación subordinada de los trópicos a la producción económica. En el caso de México significó la aparición del concepto cultural-económico-simbólico (cronotopo en el sentido de Mihail Bajtín) del “Sureste”.

3).- En el caso específico de Tabasco esto se tradujo en la política de colonización de la selva y su transformación en espacios productivos agropecuarios tras la desforestación intensiva y extensiva; y en la necesidad de controlar la dinámica hidrológica, particularmente la fluvial y la desecación masiva de humedales sin respeto por los ecosistemas locales. La selva, los humedales y el agua fueron definidos como obstáculos. La selva fue arrasada y desde entonces ha privado la política de deshacerse del agua lo más pronto posible[9].

4) Las inundaciones decenales catastróficas que desde principios del siglo XX José N. Rovirosa había identificado como correlacionadas con los ciclos de las manchas solares y la alta morbilidad que determinaba el exceso de humedad del trópico, definido como la combinación de zonas precisamente de alta humedad y calor combinados, determinaban una consciencia imperiosa de humanizar o someter a la naturaleza.

5) Sobre esta condición y considerando el ejemplo del desarrollo económico mediante la reconfiguración del territorio interviniendo en los procesos hídricos siguiendo los ejemplos de la Comisión del Tennessee y de Holanda, a partir de estudios realizados desde 1935, se diseñó un Plan de Control Hidráulico basado en grandes presas hidroeléctricas, cuya construcción se inició en los años 50 y terminó en los años 80. Dentro del proyecto hubo un fuerte forcejeo sobre las decisiones de uso de suelos y organización de sus formas de producción entre el esquema campesinista básicamente agrícola de una nueva Holanda del Ing. Luis Echegaray Bablot y el de ocupación especializada en la ganadería impulsado por los organismos financieros internacionales bajo el esquema de integración regional norteamericana donde el norte de México produciría carne para Estados Unidos y la planicie del Golfo de México para el D.F. La inclinación a la segunda opción se tradujo en un importante impacto ambiental que significó ya para finales de los años 80 la desaparición de la selva en la región.

6) La Planicie del Golfo de México desde Alvarado hasta Champotón y particularmente en el espacio entre el río Coatzacoalcos y Laguna de Términos constituía un sistema natural en el que el agua de mar entraba a tierra hasta 60 kilómetros, por ejemplo en el Usumacinta, durante el estiaje, mientras en Otoño e Invierno, los huracanes y frentes fríos saturaban con lluvia las tierras altas de Chiapas y Guatemala, que bajaban como inundación normal estacional de una lámina de agua cubriendo toda la planicie. Sumado a esto estaban el ciclo decenal de fuertes inundaciones. Este sistema complejo tenía su complemento natural en una complejidad ecológica extremadamente rica con los más importantes humedales de Centroamérica y lo que los cronistas españoles llamaron una inusitada “copia” de especies vegetales y animales. Expulsados desde el siglo XVI a los pantanos, la población indígena, los Yokot’anob, elaboraron todo un estilo de vida apropiado a esta situación y ritmo[10].  El sistema de presas, como lo documentaron los trabajos mencionados, evitó las inundaciones catastróficas hasta 1995 y liberó amplios territorios para actividades agropecuarias modernas especializadas; pero al mismo tiempo, vino a destruir este sistema complejo de alta productividad ecológica y cultural. Se recurrió al ejército para cuadricular la vida de los campesinos de la Chontalpa y el resto, sobre todo los Yokot’anob, sufrieron el cambio del régimen hídrico. Fue el momento en que la región quedó sometida a la acción tecnológica y en términos económicos se pasó de la rentabilidad natural a la tecnológica (Ver Bolívar Echeverría, ibid.)

7) La explotación petrolera tuvo dos etapas principales, detenido por las leyes impositivas locales de Garrido en su etapa privada, se desarrolló regionalmente de manera progresiva pero no del todo intrusiva hasta los años 70, en que el alza de los precios del crudo por el embargo árabe, hicieron rentable el rescate de los yacimientos del Mezozoico. Para cubrir el hueco del petróleo árabe y supuestamente aprovechar la ventana de oportunidad, la exploración y explotación se hizo a un ritmo acelerado que impacto extensa e intensivamente de manera negativa el medio ambiente, la economía y a la organización social regional. Sumado a la corrupción e imposiciones políticas esto se tradujo en un agudo conflicto social y en 1992, la Comisión Nacional de Derechos Humanos calificó todo el proceso, incluyendo la inoperancia y corrupción con las indemnizaciones, como una violación a nivel regional de los Derechos Humanos. En su tercera etapa, aún siendo importante la producción, la derrama económica ha y el empleo han disminuido, pero no así el impacto ambiental que produce y acumula.

9) A partir de 1992 se abrió una nueva etapa en la que comenzó la implementación de políticas de apertura de mercados y reorganización económica donde el alcance regional de las actividades se definió desde Puebla hasta Panamá, y en lo que ahora es llamada Mesoamérica. Esta etapa se caracteriza tanto por una crisis de las economías campesinas, una baja en la rentabilidad de la ganadería local, una crisis ambiental por la desforestación combinada por el impacto de violentas tormentas tropicales, por una redifinición programática de la zona como productora de energía, zona de conservación ambiental y de desarrollo turístico; teniendo como resultados concomitantes, entre otros, el control microlocal por parte del crimen organizado y un proceso importantísimo de despoblamiento y migración ilegal.

10)  A diferencia de los otros estados del Sureste Tabasco no desarrolló infraestructura turística por la devastación de sus recursos ambientales y urbano-culturales como por la falta de visión, interés y capital humano, y a lo largo del nuevo siglo ha sufrido un impacto incrementado de las otras problemáticas regionales; mostrando desde 1994 un descenso en sus indicadores de actividad económica y bienestar[11].

11) A partir de 1995 se hizo evidente que el sistema de control de las inundaciones catastróficas ya no era operante, en 1997[12] se hizo un estudio de gran visión que definió criterios generales para su reestructuración, tras otra crisis en 1999 se inició la construcción de un nuevo sistema, que en 2007, tras la gran inundación se encontró que no se había completado. Tras este año, la estrategia de control seguida, provocando inundaciones permanentes en las tierras tradicionales Yokot’anob, y una planeación y construcción parcial que no cumple con los principios del estudio de 1997, han tenido nuevamente como resultado una nueva recomendación de parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la advertencia de que estamos ante un proceso de etnocidio. La inundación de 2007 también hizo evidente que una gran carencia del Estado para un desarrollo moderno es su falta de una sociedad civil capaz de hacerse cargo de sí misma y controlar los procesos políticos.

            En conclusión lo más importante es que el nuevo centro tendría que terminar con el divorcio de los 2 hemisferios cerebrales con el que se ha trabajado hasta ahora provocando la destrucción y riesgo que vivimos en el orden ambiental (del que en todos sus niveles lo energético es contenido básico), y en el social; es decir, ya no abordar los diagnósticos  y propuestas físico-técnicas, separadas de los procesos sociales. Necesidad imperiosa si vemos las enormes contradicciones de los documentos publicados como PHIT, y que a muy temprana fecha ya en su ejecución anuncia seguir los mismos errores que se denunciaban hace 40 años.





[1] Bolívar Echeverría, Modernidad y Blanquitud, Ed. Era, México, 2010.
[2] Ibid, p.51.
[3] “El Poder y la Gloria” de Graham Greene. Originalmente publicada en 1939.
[4] Para conocer las perspectivas que han dirigido los centros de investigación regional y las investigaciones de la región ver: Rodolfo Uribe, La Transición entre el Desarrollismo y la Globalización: Ensamblando Tabasco, y Rodolfo Uribe, “Panorama Y Desarrollo de Las Ciencias Sociales en el Estado de Tabasco”. Revista Secuencia. Num.79. Enero-Abril 2011.
[5] Sergio Alcántara Ferrer, “Selected Effects of Petroleum Development on Social and Economic Change in Tabasco”, CEPAL, México, 1981.
[6] Fernando Tudela, La Modernización Forzada del Trópico: El Caso de Tabasco. El Colegio de México-UNSRID, México, 1989.
[7] Alejandro Toledo, Petróleo y Ecodesarrollo en el Sureste de México, Centro de Ecodesarrollo, México.
[8] Ver por ejemplo, Rosario Casco, Los Planes de Desarrollo del Trópico: El Caso Balancán-Tenosique, Tabasco, Centro de Ecodesarrollo, México, 1978; Centro de Ecodesarrollo, Las Lagunas Costeras de Tabasco, Un Ecosistema en Peligro, CECODES, México, 1981; y Rosario Casco, Manejo del Agua en un Ecosistema Tropical: el Caso de la Chontalpa, CECODES, México, 1979.
[9] En Rodolfo Uribe Iniesta, “El Esfuerzo Persistente”, de la Historia Política Contemporánea de Tabasco 1958-2008, Tomo II, (Gobierno del Estado de Tabasco, Villahermosa, 2009) se puede ver con detalle este proceso histórico. Como ejemplo de la perspectiva con que se definió el reto vale la pena ver: Instituto Mexicano de Recursos Naturales Renovables, Mesas Redondas sobre Problemas del Trópico Mexicano, IMRNR, México, 1955 e Instituto Mexicano de Recursos Naturales Renovables, Décima Novena Serie de Mesas Redondas, Desarrollo de la Cuenca Grijlava-Usumacinta, IMRNR, 1976.
[10] Ver, Ronald Nigh y Carlos Incháustegui, Los Mayas Chontales y el Proceso de Modernización; Una Responsabilidad Nacional, Centro de Ecodesarrollo, México, 1981; Alejandro Toledo, Petróleo y Ecodesarrollo en el Sureste de México, Centro de Ecodesarrollo, México, 1982; Rodolfo Uribe Iniesta, La Transición entre el Desarrollismo y la Globalización: Ensamblando Tabasco, CRIM UNAM, 2003; Rodolfo Uribe Iniesta, “La Novela de la Abundancia de los Yokot’anob de Tabasco: narrativa y producción de la Vida de Acuerdo con el Sistema de la Ofrenda” En Tabasco: Antiguas Letras, Nuevas Voces. Mario Humberto Ruz (Editor), Centro Estudios Mayas, Unam. 2005.

[11] Ver Rodolfo Uribe, “El Reto de la Inserción Regional, el Caso Tabasco”, Revista Ciudades, No. 87, julio-septiembre, 2010.

[12] José Antonio Maza, Estudio de Gran Visión para el Control de la Cuenca de los Ríos Grijalva-Usumacinta. CFE-CNA.

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