martes, 31 de agosto de 2010

Nada que Celebrar


1.- Celebrar es importante para recordar los principios que han movido las luchas por la formación de la nación mexicana. Uno puede ver la importancia cuando el PAN hace grandes esfuerzos por borrar la celebración de la promulgación de la Constitución (5 de febrero), fusilamiento de Guerrero (14 de febrero), el natalicio de Juárez (21 de marzo), el asesinato de Zapata (10 de abril), el día del trabajo (1 de mayo), fusilamiento de Hidalgo e insurgentes (11 de julio), la muerte de Juárez (18 de julio), caída de Tenochtitlán (13 de agosto), fusilamiento de Morelos (22 de diciembre), y por supuesto el incio de la Revolución Mexicana porque representan principios de justicia social a los que se oponen, y que en pleno siglo XXI han vuelto a ser los mismos que los de los conservadores del siglo XIX: Religión (la imposición de los intereses del estado extranjero del Vaticano y exclusión de toda otra religión) y Fuero Militar (impunidad para violar derechos humanos).
La celebración como forma de reforzar el sentimiento nacional es importante porque, por ejemplo, si uno viaja a otros paìses, tanto Estados Unidos como Panamá y otros, uno siente inmediatamente como la vida cotidiana es una competencia entre "comunidades culturales" diversas además de la competencia económica y la jerarquización polìtica. Nadie se siente responsable de los otros. En México se ve como cosa negativa que nos pasemos discutiendo, pero esa discusiòn significa que nos importan los otros, que podemos estar enojados con lo que hacen los otros, pero los vemos como parte de "nosotros". Eso no se dió de gratis. Por ejemplo, ahora con las nuevas investigaciones históricas sabemos que la guerra del 47 con EU se perdió porque los estados no mandaron sus guardias estatales, sus ejércitos a apoyar al ejército federal, porque no se sentían parte de lo que pasaba, como notoriamente ocurriò por tiempo más largo con Yucatán. Pero luego de la Intervención francesa, el triunfo de los liberales que estableción la laicidad del estado separàndolo de la iglesia, y el federalismo que aseguró la igualdad con los estados, por fin se consiguió la consolidación del país como una nación en donde con diferencias, todos nos sentimos parte de, y por eso tenemos derechos iguales. Justamente, por ejemplo, en investigaciones actuales lo que hace que los pueblos indìgenas no luchen por separarse del país, sino por más democracia, o sea, por autonomía, es porque identifican ser mexicanos con tener derechos. Y eso tiene que ver también con la corrección republicana que se impuso vìa la Revolución Mexicana, que impuso a travès de la constitución del 57 que ha sido muy cambiada desde que entró Salinas, los derechos individuales, colectivos y sociales como fundamento de la unidad nacional constitucional. De Salinas para acà y sobre todo con Calderòn, se ha estado destruyendo esto. Calderòn en particular ha estado atentando contra todos los derechos, principalmente los humanos y los sociales. Pero aún asì, los conflictos en México no son entre partes consideradas propias y externas, sino, que gracias a la política integradora de los gobiernos de la Revolución Méxicana, indígenas, norteños, sureños, chilangos, provincianos, nos sentimos parte de una misma suerte y sòlo eso explica las ràpidas reacciones solidarias con el D.F. cuando el terremoto o con Tabasco cuando la inundación. Hay que poner mucha atención como ahora, frente al terremoto de Méxicali, el gobierno federal minimizó el impacto y no llamó a la solidaridad nacional en su esfuerzo por destruir al país. El nacionalismo es algo negativo cuando está basado en la imposición de minorías de algún tipo sobre mayorías, o sobre otros países, pero cuando, como en el caso mexicano está basado en las luchas por órdenes sociales más justos y equitativos, como es el caso mexicano, es algo muy positivo, y por eso debemos de luchar por un nacionalismo basado en el respeto a los derechos humanos, los derechos laborales, los derechos ambientales, el derecho a la salud y a la vida digna, es decir, todo lo contrario a lo que está hacienod el gobierno de Calderón, que está aplicando la Doctrina del Shock que describe Noemí Klein en su libro, para que al no haber un gobierno efectivo y una sociedad nacional solidaria, sea más fàcil para las grandes empresas saquearnos y esclavizarnos mediante contratos temporales, outsourcing, explotación minera, petrolera, de los bosques y del agua privadas. Como parte de esta estrategia del shock está el sumir al país en la violencia inventando una supuesta guerra contra el narcotráfico en el cual el ejército mexicano está funcionando como brazo armado de el Chapo Guzmán y junto con la calle pone la carne de cañón para llenar de sangre las pantallas y las planas de periódicos. La inseguridad de Calderón por su fraude electoral, y esta estrategia conducida como lo hizo en Rusia y Polonia por Carlos Pascual, actual embajador de Estados Unidos, nos ha costado 20 mil muertos, y ni Calderón ni Gómez Mont muestran el menor asomo de humanidad por los asesinatos de estudiantes en Ciudad Juárez y Monterrey, o por el asesinato de niños en Tamaulipas. En realidad estamos en una situación de terrorismo de estado peor que la de 1968.

2.- A partir del gobierno de Salinas se rompieron todas las polìticas con objetivos de mantener las autonomías financiera, alimenticia, energética, industrial y cultural, para convertirnos en meros consumidores de la producción de los grandes consorcios que son representados en México por gentes como Vicente Fox, José Córdoba, Luis Téllez, Agustín Carstens, Serra Puche, Guillemo Ortíz, Francisco Gil, Diego Cervantes de Ceballos, etc.O sea de Cargill, Shlumberger, Novartis, Nestlé, Coca Cola. Felipe Calderón y Mourinho, representan los intereses de Shell, Texaco, Halliburton y otras empresas petroleras que los impulsaron y financiaron campaña y fraude electoral junto con monopolios mexicanos: Televisa, Cervecería Cuauhtémoc, CEMEX, GRUMA, TELMEX, BIMBO, CARSO, el sindicato de Maestros (Elba Esther Gordillo) y los bancos extranjeros: Citybank (Banamex), Banco de Bilbao y Viscaya (Bancomer), Santander, HSBC, etc. En 25 años hemos perdido toda soberanía económica.

3.- Es un problema gravísimo el hecho de que no se conoce nuestra historia o se conocen versiones muy distorsionadas como las que genera y difunde el ideólogo Enrique Krauze junto con la empresa de la que es accionista: Televisa. Por un lado, desde el sexenio de Salinas la educación en México la dirige la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, OCDE, dirigida ahora por el medio tabasqueño Angel Gurría, y desde ese sexenio esta organización ha mandado que dejen de enseñarse las humanidades (filosofía, ética, lógica, historia, civismo) en las escuelas de todo nivel, y que sólo se enseñen materias técnicas, para que la gente no conozca que son los derechos, cuales son sus derechos, desconozca la historia, sobre todo la nacional, y no sea capaz de generar nuevas ideas y de llegar a posiciones directivas en la sociedad. Para eso seleccionan a unos cuantos y los becan para etudiar en el extranjero. Hoy una gran excepción que hay que difundir es la serie de radio y televisión Discutamos México, que debería de ser transmitida en horarios de clase en los salones de clase de primaria, secundaria y preparatoria. Ahì verdaderamente se están confrontando las diversas lecturas sobre la historia nacional, sobre todo desde el conocimiento e interpretación actual que es muy distinto al de los libros de texto. Esa es la parte que debería de maginificarse de los festejos, igual que hacer más reediciones baratas y distribuirlas de los trabajos importantes de historia como unos folletos que editó el INAH hace pocos años, que también eran muy buenos. Lo que pasa también es que los centros educativos de calidad se concentraron en el D.F. y los estados de México y Morelos (el Tec. es sólo una escuela técnica y empresarial, no una institución científica), y las universidades de provincia tienen planes y niveles de segunda y ningún gobierno estatal hace nada por cambiar la situación porque las usan como meros medios de entretenimiento de estudiantes desempleados y para generar sus cuadros de lambizcones y porros con que llenan los escritorios y ocupan la nómina. Cualquier estado de la república podría hoy decidirse a construir una universidad de calidad meramente impulsando el respeto a la autonomía y desarrollo académico con los mismos presupuestos con los que cuentan ahora. Quizás no podrían tener de inmediato los presupuestos para hacer investigación, pero si podrían establecer las comunicaciones para recibir apoyos incluso del extranjero e ir generando centros de investigación de calidad y pertinencia para sus problemas locales y regionales en lugar de gastar millonadas en consultoría fraudulentas como se hace ahora. Para ello tendrían que actuar con seriedad y ética, dejando de lado las habituales malas prácticas priistas, panista y perredistas de usar las instituciones para el enriquecemiento individual, dar chamba a ganafavores y subsidair negocios privados.

4.- En estos momentos hay que entender que lo más importante es que el neoliberalismo, o sea el gobierno mundial de las grandes empresas industriales financieras globales, busca destruir a las naciones y ataca al nacionalismo, porque el nacionalismo y la defensa nacional surgieron en 1948 junto con las revoluciones sociales que reivindican los derechos humanos, los derechos sociales, los derechos a la identidad cultural, los derechos laborales, el derecho a defender los recursos naturales y económicos propios, y habría que agregar ahora, a defender el medio ambiente local, regional y nacional. Las empresas quieren que olvidemos los derechos e instalan gobiernos como el de Calderón para impedir que los ciudadanos de todo el mundo podamos ejercer nuestros derechos: el derecho a una vida digna, a no ser acosados por empresas, a la educación y salud gratuitas y libremente elegidas, el derecho a ser o no consumidores, el derecho a un pago justo por el trabajo y una pensión razonable, a una vejez digna, a un medio ambiente saludable, a desarrollar nuestra cultura y no ser meros consumidores, al uso de nuestras fuentes de energía, del agua y de los recursos económicos, etc. Y sobre todo a decidir sobre todas las cuestiones colectivas, es decir, el derecho de y a ser ciudadanos de nuestros países y del mundo.

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