jueves, 4 de noviembre de 2021

Una característica que identifica a las élites es que creen honestamente que su mundo es el mundo, que no hay otro mundo que el que ellos ven, no se dan cuenta de qué hay un afuera(otra es que niegan que existan las élites, y las que son, serlo, y a veces quienes pertenecen a ellas, pertenecer). Y en tanto es un fenómeno de élites afecta también a las élites de izquierda. Esto me lo recordaron dos artículos escritos en defensa de la UNAM por Víctor Toledo y Carlos Illades que describen hechos positivos de la UNAM y la producción intelectual crítica y de izquierda en la misma. Pero el problema es que no acotan, no señalan, no mencionan, que eso solo ocurre en una esquinita de la UNAM, que la vida cotidiana y el acontecer y trabajo normal para el casi medio millón de personas que trabaja y vive la UNAM no es eso que ellos describen. Ahora, a nivel de las jerarquías de funcionarios ahí sí se sabe muy bien qué hay un arriba y abajo, un in y un out, una universidad para todos, y la otra…un sistema que se dobla a favor o en contra según la posición y relaciones de los involucrados en cada trámite y proceso, casi siempre sin graduaciones, más bien en una lógica de todo o nada. Otra característica de élite es señalar los logros legítimos sin mencionar las sombras cotidianas. La mayoría de los estudiantes, profesores e investigadores se preguntan ¿a poco estos cuates nunca han sufrido las injusticias, humillaciones o abusos de parte de las jerarquías burocráticas que administran la cotidianidad universitaria? Normalmente si, pero como otra característica de la élite están condicionados  para obviarlas, callarlas y mirar para otra parte sin siquiera proponérselo. Y muchas veces estos personajes honestos sin usados de parapetos para esconder las dinámicas dominantes de la institución. Justamente podemos saber quién es quien cuando nos piden que diferenciemos a los disciplinados de los indisciplinados, a los dóciles de los conflictivos. Recordemos que Schopenhauer y Nietzsche no pudieron mantenerse en la universidad y gracias a ello se libraron de morir en la epidemia que mató a Hegel.

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