sábado, 5 de noviembre de 2011

Cuerpo en la Costa



“Beau ciel, vrai ciel, regarde-moi qui change!”
Paul Valéry

El momento absoluto que quedará infinito, permanente. Momento de toda la tensión por no resuelto.
Momento eternamente abierto por no violado, forzado, realizado. Momento de todas las posibilidades actuales hacia el pasado, hacia el presente, hacia el futuro. Presente absoluto.
Como su cuerpo joven.
Como su mera presencia, como las sensaciones arrasadoras que produce su calor.
Como el deseo que producen sus formas, su cuerpo.
Como la inquietud y el deseo que despierta.
Mientras esté todo puede comenzar, todo puede permanecer, todo puede cambiar, todo puede terminar.
Lo mismo que ese momento, que memoria como es ahora sigue siendo indefinición absoluta, posibilidad infinita.
Mero inagotable deseo: belleza perfecta también por no capturada, no definida, no robada, no determinada, no encapsulada por ningún soporte, ninguna reproducción.
La belleza en su instante permanente en la memoria. Belleza indeleble sin más registro que lo más humano: el amor y el deseo producido en el instante.
Acto de contemplación que es renuncia aparente, pero que incluso el no actuar
Renuncia menos que el haber concluido, satisfecho todo.
No es renuncia porque deja todo abierto. Evidentemente su pecho de corazón ahora eviscerado de sentimientos, de amor perfecto por que no exige más de lo que ha recibido. Amor total de pura donación. Del agradecimiento por lo dado, por lo ocurrido.
El enorme regalo que sólo quien sabe valorar conoce, sólo quien ha quemado su alma es capaz de identificar: regalo gratuito incluso si inocente, si inconsciente, si accidental:
Sólo quien en su vida registra el ritmo profundo de las cosas, quien late con el concierto de universos, quien se mueve al ritmo de las estaciones, quien espera al camino encuentra: recepción y agradecimiento que son la misma cosa y la misma emoción:
Quizá no compartida, quizá no común en el sentido inmediato, en el sentido directo:
Igual efecto, producto, prueba de la existencia del amor más amor como el amor
Que permite las cosas, que mueve, que habita, que todo lo permite más allá
De las ideas simples de posesión y satisfacción: amor del compartir, del habitar, de hospedar. El placer del anfitrión, el enorme placer de albergar.
Amor de no ofrecer, ni necesidad de tener que dar: amor de estar ahí juntos, de largo hablar
Como una conversación frente al mar bajo las estrellas en el punto de más alto oleaje, en la coordenada de las olas más largas y perfectas del océano: el escándalo más perfectamente coordinado con las estrellas
(el cielo obscuro parece de pronto techo de discoteca, pero el bar es una terraza abierta, y la conversación es conflicto de intertextualidades es lo que es o lo que quiere decir incluso con sólo mostrarse, con los detalles inconexos…meras palabras o cuerpos detrás de ellas, o el cuerpo como discurso absoluto que colapsa la semiología)
Escándalo como el cuerpo abandonado, estirado, abierto, cabellera desordenada, belleza adorable teñida de sol, miembros firmes, descansando, silencio,
Incertidumbre y silencio que invita permite la más perfecta observación, adoración:
Adoración, quizá la palabra, de entre todos los amores o formas de mar…
De mar equivoqué, de amar, mar y amar: el mar entre ambos, el mar de adorar
Más que amar, amor de muchos amores, amar de muchas maneras pero que para ser, para este amar, que sea posible este amar, es otras formas de amar, y además en todo caso, tiene que ser amar de otros, de otros nombres, de otros cuerpos, de otras personas, amar grande en todo lo que te pueda amar: amor en los ojos de otros hombres, amor en las canciones de otros, amor en el amor que te posea, amor en el cumplimiento de tus deseos, amor en otros mares, en otras costas, en tus otras vidas de pirata, de gitana, de negra solar, amor de entrepierna, amor del corazón, amor de tus senos, amor doloroso de vientre, amor de respiración constipada, amor de amarte por amarte, amor gratuito e inútil de poeta, amor de vencido triunfador y amor de conquistador destruido,
Amor que tiene que derivar, amor de deriva, derivación del amor,
Amor sobre todo de belleza, por la belleza, porque en este instante, en este segundo,
Toda la belleza del mundo ha encarnado en tu menudo y apretado cuerpo.
Toda la belleza del mundo que ni siquiera puedes imaginar, que no es la que persigues cuando te esfuerzas por sueños etiquetados: belleza de paisajes agrestes, belleza de ciudades civilizadas, belleza de sueños estéticos, la belleza de las pasiones vividas, de los placeres conquistados, de los sueños cálidos como la redondez de tus caderas, belleza de belleza, belleza de deseo, belleza de gozo, belleza de adoración ardiente que funda religión, belleza de tratado clásico que funda civilización: el paisaje que sedujo al segundo Fausto: lo transformable en su instante: el punto de inflexión adoración, destrucción, vida, producción, asimilación, enajenación.
Todo en este momento, todo en tu cuerpo, en tu respiración, en tu descanso,
En el resultado complejo de las emociones encontradas, en el ardor de tu pecho,


En el hambre de tus piernas, en las ganas de acariciarte entreabierta como fruta escurriendo en plena maduración bajo el sol, tus insomnios por la violencia del mar, por el esquizofrénico paisaje racionalizado por el turismo, por la línea del sol en la playa, por la marea de la madrugada que siguió las huellas de tus plantas en la arena, el viejo pescador lanzando la atarraya que se detiene en otro instante solar para mirar tu cabellera y tu trasero ondulante sobre la arena como perfecto espejismo. Acto de ilusión e imaginación, momento presente, corto, pequeño, paseo hasta los riscos, la inclinación de la luz solar que todo lo dora y la sonrisa de niños huidos de la escuela con su uniforme y su alegría limpiando la playa, la indiferencia de los turistas que buscan aún un mar más lejano que éste, que ven a este punto como un mero lugar de paso, momento del itinerario y quienes hacen las cuentas en el café antes de tomar el avión a New York hasta el lanchero borracho que sabe que celaría al universo de tener acceso a tu piel, a tu voz, a tus ojos, los que pierden la compostura por robar una imagen con el celular, mujeres viejas que también te celan y envidian y el viejo juglar que recupera el canto, la voz y la imaginación con una metáfora que te intriga mientras para todos es evidente que el cielo puede comenzar en tu frente, que todos vieron claramente como la una playa a mar abierta a un sol naciente o a un sol durmiente según la ilusión.
Amor antes del amor, amor del deseo, amor de la emoción, amor de la sensación, amor en el amor. El amor que sueñas, que buscas, que mereces, la puerta abierta de tu vida, la puerta abierta que es tu propio cuerpo…
Es tu cuerpo abierto, pleno, relajado,
Piernas abrazantes, senos palpitantes,
El color intenso de los muslos
El sol devenido chocolate escurriendo para ser lamido en cada uno de tus miembros sudorosos.
Tu cabellera despertada por la humedad salina a su verdadera naturaleza
Tu reencuentro con tu negada ascendencia africana en esta costa abierta
Como tus piernas…
El momento en que tu cuerpo es silencio, cuerpo agotado, cuerpo usado, cuerpo entregado, cuerpo sin resistencia a las fuerzas del universo que se conjugan en su reposo. Cuerpo atravesado por los incontenibles impulsos propios de su naturaleza orgánica y síquica: cuerpo de fuerzas que florecen, cuerpo que necesita y pide su propia guerra; cuerpo atravesado por sus propios sueños y deseos en un momento en que todo es posible y nada es seguro, momento del amor propio y deseo ajeno; cuerpo atravesado por todas las miradas y deseos ajenos, que si fueran aire lo harían flotar, lo empujarían, lo guiarían como un velero a cruzar el oceáno; atravesado por los sueños y deseos de todos los que miran; cuerpo más allá de la propia consciencia que abandonado por sus propia conciencia por el cansancio, se entrega, se abre el universo que lo hace florecer en su propia plenitud; cuerpo de mujer, cuerpo de deseos, de sueños, de intenciones, propio y de todos, que repite el milagro inicial de toda adoración, el secreto de las obossoms, cuerpo que por su propia imagen y presencia da vida antes de dar vida, que alegra antes de toda esencia, cuerpo que da con su sólo estar, vida y alegría en su propia intensidad, cuerpo para todos, de todos en su simple estar.
Agotamiento de cuerpo, abandono de cuerpo que construye el momento. Momento intenso donde la belleza coincide con el tiempo y con lo existente, cuerpo que es templo, imagen, nicho venéreo en toda la intención del viejo concepto, renacimiento eterno del milagro y lo milagroso que aún así, en su momento tendrá que buscar otro tiempo…
Tu cuerpo colocado por el cansancio, por el esfuerzo agotado, por la intensidad continuada del sol, por horas en las olas, por la casualidad, por la necesidad, por causas improbables en una simetría surrealista de proporciones repetidas, de elementos isomórficos, fractal de cuartos, pasillos y escaleras repetido en la alberca interior con más realismo por su carácter virtual, y en medio, como en casa de muñecas en lugar improbable de estética popular e irracional, seca, fría y sin gusto, en una de las innúmeras semejantes a sí mismas, infinitamente repetidas aquí y en todas las playas del mundo, cajitas-habitaciones: la explosión de vida y belleza: luz intensa de que la vida sigue a pesar de la naturaleza arrasada: naturaleza inmensa en el propio corazón de la especie que arrasa: bajo el reflejo en el cemento de las calles fractales del paseo repetido en innúmeras playas del mundo recuerdas a cada hombre que pasa, la esencia de lo irrepetible, de lo improbable, de lo maravilloso, lo sagrado de lo pasajero, lo intenso y frágil de lo alegre, lo bello, lo joven y lo hermoso.
En la naturaleza real de esta vida no hay premios preestablecidos por lo virtuoso, no queda sino admitirlo, aceptarlo y construir, explorar un camino propio, sin esperar nada, que, sin embargo, lo maravilloso, recordaba Cervantes en el Quijote, aparece, nombre le dio de Sirena, puede esperarte en cualquier recodo.
Sirena atrapada por una tarde en una caja, Sirena en la calle, Sirena en la playa, Sirena para trovadores, Sirena para ladrones, para periodistas y trasnochados australes del sonido House, Sirena para quienes le quieren…Sirena incluso del Starbucks…
Investigabas que significaba la Sirena para los antiguos pueblos locales y tu maestro te falló: no pudo responder embrollado en las centenas de leyendas de mujeres maravillosas y terribles que aparecen y reciben ofrendas en la cumbre de los más altos montes, con caravanas de niñas vestidas de blanco y personas cargadas de guisos, frutas y cereales, demasiadas versiones, demasiadas historias, demasiados encuentros, mala conciencia de antiguas Sirenas incluso en sus brazos, más tiene que ocultar que enseñar...
El viejo viajero, que ha leído mucho, que ha escuchado mucho, que ha visto mucho, soñador de la constelación austral, no pudo contestar: de pronto lo supo: así como tú, esa tarde, ese momento, ¿como te explico?, así son las Sirenas, así han sido las Sirenas de todos los tiempos, que han inspirado, que han perdido, que han guiado, las Sirenas son el Faro de la Punta, pero también sus riscos, son el abrigo de la Playa Municipal, el arrullo de la pequeña bahía, pero también la violencia de la ola a mar abierta en la playa donde siempre ondea la bandera roja: esas que desde el otro lado del mundo vienen a buscar jóvenes y viejos: lo que todos en algún momento quieren encontrar y no todos saben apreciar
(mientras la vida es también como este paseo de playa artificial de zona turística, vacío, inhóspito al descampado, indiferente e impersonal).
La Sirena es cualquier mujer en algún momento y lo es para siempre, aparece para quien, como en la literatura medieval sale al camino a encontrar maravillas, para quien la sabe ver, para quien la sabe apreciar, para quien la sabe adorar, para quien pueda vivir con ella, para quien pueda ser ella, vivir con esa emoción sin destruirla.
La Sirena es un momento en una vida gitana, en una vida vaquera, en una vida rodada, en un camino errabundo, en una búsqueda o una huida, en una migración o un regreso: luz, aparición, encanto, adoración.
Momento a momento, la vida, la adoración, la belleza, la sensación, el estar, el desear, el gozar lo que es dado sin pedir, gozar de puro regalo, agradecer, disfrutar, vivir, estar, amar.
Y empezar, siempre volver a empezar, Paul Valerie Definió al mar como lo que siempre volvía a comenzar…”la mer, la mer, toujours recomencee”.
Coleccionar momentos, como conchas en el mar, hallazgos, olas…

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