miércoles, 23 de febrero de 2022

Me discuten compañeros científicos sociales que el presidente está rompiendo el orden jurídico que se había construido en los últimos años. Les demuestro que hasta ahora no ha hecho nada que no haya anunciado en sus libros y el plan de gobierno difundidos en la campaña. O sea que 30 millones de mexicanos votaron por romper el orden neoliberal que se construyó desde 1982. Y eso incluye el sistema jurídico e institucional que se construyó para implementarlo y protegerlo. Se olvidan de la violencia que se usó para establecerlo: el ejército cerrando escuelas (CSAT) y centros de investigación, el director de Conacyt mojando libros de bibliotecas (CÍES). La cantidad de asesinatos de líderes locales en los sexenios de Salinas y Calderón. Es curioso como estos compañeros presentan una situación en la que supuestamente no hubo nada anterior ni puede haber nada posterior a ese orden. Se olvidan que fue una imposición brutal basada en un fraude electoral, mientras que la actual transformación la hace el gobierno más votado en la historia de Mexico en elecciones que no fueron cuestionados. Estos compañeros, expertos en Ciencia Política y demás, no consideran que la democracia sean los votos de las masas sino la opinión de los intelectuales. La democracia para ellos es un gobierno, que, como describió María Amparo Casar, estos intelectuales y los grupos empresariales relacionados con ellos, tenian derecho de picaporte en las oficinas de Palacio Nacional  y los Secretarios. Las masas votaron por cambiar el orden jurídico y político, así que nadie debe escandalizarse ni darse por sorprendidos. 

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